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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Demagogia incendiaria

El País

La Diputación Permanente del Congreso rechazó ayer la petición del PP de comparecencia urgente de la ministra de Medio Ambiente para que informase sobre cuestiones relacionadas con los incendios de este verano, y en particular con el que arrasó 27.000 hectáreas en Andalucía. Que la ministra deba o no comparecer es una cuestión opinable, pero las razones aducidas por la portavoz del PP, María Salom, para que lo hiciera fueron bastante insustanciales: un compendio de demagogia que incluyó comparaciones improcedentes con otras catástrofes y culminó con la pregunta de dónde estaba Zapatero mientras se quemaba el bosque: "¿Bañándose, de vacaciones?", inquirió.

El PP no acaba de dar con el tono. Las últimas elecciones confirmaron que sigue teniendo un fuerte socavón en Andalucía, pero no es probable que vaya a superarlo con este tipo de discurso populista: tendrán que modular su indignación para no gastarla toda de golpe. La producida por el incendio andaluz no tiene por qué medirse con la provocada por el hundimiento del Prestige o el desbordamiento de la balsa de Aznalcóllar. Aún menos sentido tiene entrar en una puja sobre si hay más incendios en las comunidades gobernadas por el PSOE o en las del PP, jardín en el que también se metió absurdamente el portavoz socialista.

El drama anual de los incendios merece un debate serio. Si son ciertos los datos difundidos sobre porcentaje de fuegos provocados por motivos relacionados con la escasa rentabilidad de la madera de determinadas especies, urge acometer las reformas legales anunciadas sobre prohibición de recalificación de terrenos. Habría que aumentar la vigilancia y que estudiar por qué las numerosas detenciones de personas acusadas de incendiarias casi nunca culminan en condenas. Y articular los medios para la conservación de las zonas forestales, cuyo abandono favorece la propagación del fuego.

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La ministra Narbona se ha comprometido a comparecer ante el Congreso tras las vacaciones para intentar un acuerdo con los grupos en torno a estas cuestiones. Que lo haga ahora o dentro de un mes no parece un dilema tan dramático como ayer pretendió la portavoz del PP. Por mucho que se alegue que también lo hacían los socialistas cuando gobernaba Aznar, parece llegada la hora de acabar con estas intempestivas urgencias veraniegas.

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