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Petronor desiste del proyecto de IGCC en la refinería de Muskiz

La planta energética prevista suponía una inversión de 1.100 millones

Petronor admite ya las escasas opciones de desarrollar el proyecto IGCC (una planta para producir electricidad con gas natural y residuos de refinería), el mayor plan industrial de Euskadi de los últimos años con una inversión prevista de 1.100 millones de euros. "No hay muchas posibilidades, aunque no lo damos totalmente por cerrado", reconoció ayer el consejero delgado de la petroquímica, José Manuel de la Sen.

La empresa trabaja desde hace dos años en otros planes para eliminar el material más pesado del petróleo, pero estos proyectos ya no contemplan un aprovechamiento energético como el original y sólo buscan el tratamiento de los residuos, confirmó De la Sen. La inversión necesaria sería, además, cinco veces inferior al del proyecto IGCC.

El consejero delegado confirmó que ya se ha disuelto la sociedad Piemsa, creada en 1998 por Ibredrola y Petronor para desarrollar la planta. Este hecho es la consecuencia lógica de la decisión anunciada por la eléctrica, en 2001, de desmarcarse del proyecto. No obstante, la petroquímica mantiene la tramitación administrativa de la planta IGCC. Aparte de los permisos municipales, sólo resta la declaración de impacto ambiental del Ministerio de Medio Ambiente, que Petronor espera disponer en los próximos meses.

La empresa ubicada en Muskiz se ha gastado más de 200 millones de euros en estudios y proyectos desde que hace seis años lanzó la construcción de la planta, aplaudida por el Gobierno por sus beneficios ambientales.El consejero delegado de Petronor dijo que uno de los objetivos de la empresa "es adaptarnos al mercado" y ello exige la reducción de la producción de fuel-oil, el que origina los residuos que iba aprovechar la planta IGCC para generar 800 MW de electricidad. La petroquímica se centra ahora más en producir gasoil. En el fondo está también la elevada inversión requerida, 1.100 millones de euros, que se complicó aún más con la salida de Iberdrola.

Los responsables de la empresa ya empezaron a mostrar públicamente sus dudas sobre esta inversión el pasado año, cuando anunciaron que barajaban otras alternativas pese a que en el ejercicio anterior hablaban de que era un proyecto esencial para el futuro de la compañía. "Seguimos en IGCC, pero miramos por el otro retrovisor otros [proyectos]", afirmó entonces De la Sen. Petronor se ha encontrado también con la oposición del Ayuntamiento de Abanto a la planta, una postura que complicaba sobremanera el proyecto, porque la zona donde se quería ubicar debía ser recalificada. El consejero delegado aseguró ayer que "para finales de año o principios del próximo" se tomará una decisión sobre la alternativa para aprovechar el fuel-oil para producir propano y otros gases comerciales.

La consejera de Industria, Ana Aguirre, quien ha hablado sobre este tema con los responsables de Petronor, coincidió en que la posibilidades del proyecto IGCC "son escasas, porque es caro y pueden obtener los mismos resultados con otras alternativas más baratas", aseguró ayer en la inauguración del parque eólico del monte Oiz. Precisó que, pese a ello, los directivos de la petroquímica "no han renunciado del todo al proyecto".

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Petronor ha destacado siempre el carácter medioambiental de la planta IGCC, con la eliminación de cerca del 22% de fuel-oil excedentario de la refinería, un residuo con cada vez más dificultades de colocación en el mercado europeo de combustibles. Su rentabilidad, no obstante, pasaba por su aprovechamiento para producir electricidad.

La organización ecologista Greenpeace calificó ayer de "victoria para el medio ambiente" la renuncia al proyecto, porque hubiera supuesto "un aumento de las emisiones de CO2 de entre 4,8 y 5,5 millones de toneladas al año". Opinó que la decisión se debe a la "incompatiblidad" de estas plantas en "la lucha contra el cambio climático" y a la inviabilidad económica, "que se habría acentuado al tener que comprar derechos de emisión para su funcionamiento".

Concentración energética

La de IGCC era una de los seis nuevas plantas de generación eléctrica previstas en el Plan Energético Vasco, aprobado en 1998, con las que se pretendía pasar de una capacidad anual de 1.700 megawatios hasta los 4.700 y alcanzar un 82% de autoabastecimiento.

Desde el pasado año funcionan en el Puerto de Bilbao las dos Bahías: la central de cinco combinado, con una capacidad de generación de 800 MW y la planta regasificadora. Ambas supusieron una inversión de 462 millones de euros.

También es inminente el pleno funcionamiento de la incineradora de basuras Zabalgarbi, que supondrá una inversión de 154 millones de euros y tiene una potencia de generación de 90 MW. Para finales de 2005 se espera que esté en marcha la planta de ciclo combinado de Boroa, promovida en solitario por la empresa pública irlandesa ESB y que costará finalmente 515 millones y generará 800 MW.

A ellas se une la reconversión de la térmica de Santurtzi en otra planta de ciclo combinado, cuyas obras ya se han iniciado, según su propietario Iberdrola, aunque no hay una fecha definitiva para su conclusión.

Estos proyectos energéticos han sido cuestionados por los ecologistas, que estiman que las centrales previstas rebasan las necesidad eléctricas, lo que es rechazado por el Gobierno. Afirman que la concentración de las plantas en Vizcaya supondrá un aumento de la contaminación de los gases de efecto invernadero, aunque la tecnología sea más limpia que las térmicas de carbón o fuel-oil.

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