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La policía rusa registra por sorpresa la sede de la petrolera Yukos

La empresa bordea la bancarrota y teme el colapso en la producción

Pilar Bonet

La Fiscalía General de Rusia registró ayer por sorpresa la sede central de la petrolera Yukos, la mayor exportadora de crudo del país, que está al borde de la bancarrota a resultas de la campaña de acoso emprendida por las autoridades rusas hace algo más de un año. Un portavoz de la empresa expresó el temor a un colapso en la producción ante la posibilidad de que la policía se incautara de ordenadores y servidores de comunicaciones.

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Los problemas de Yukos son considerados como una respuesta del Kremlin a las ambiciones políticas y el poder económico de Mijaíl Jodorkovski, el ex presidente de la compañía, que está siendo juzgado por evasión de impuestos, estafa y otros delitos económicos, conjuntamente con Platón Lébedev, el jefe de la compañía Menatep, la principal accionista de Yukos.

Grupos especiales de la fiscalía y agentes de diversos cuerpos policiales de paisano penetraron en la sede de Yukos y registraron varios pisos, mientras miembros de las fuerzas de intervención especial (OMON) acordonaban el lugar. Por ser sábado, el edificio de veinte plantas estaba prácticamente vacío y ni los abogados ni los responsables de Prensa pudieron reaccionar de inmediato.

Por la tarde reinaba confusión sobre el alcance del registro, que según una portavoz de la Fiscalía se realizaba "conforme con la ley". Un representante de Yukos expresó el temor de que la petrolera tuviera que interrumpir la producción de crudo debido a la confiscación de ordenadores y del servidor de una red de comunicaciones, necesaria para coordinar las relaciones con las filiales productoras sobre el terreno. Citando fuentes de Yukos, la agencia Interfax informó sin embargo que los agentes de la fiscalía habían renunciado a confiscar los ordenadores y estaban registrando los despachos de los altos directivos. Cerca de las diez de la noche los agentes de la Fiscalía concluyeron el registro y se llevaron varias cajas de documentos. Según Interfax, el acta del registro no fue firmada por supuestos testigos, entre los que no había ningún empleado de Yukos.

Reclamación

La Fiscalía actuó dos días después de que un tribunal de Moscú diera a Yukos cinco días para abonar una factura de 2.800 millones de euros en concepto de impuestos atrasados del año 2000. Para garantizar el pago, el tribunal congeló también las cuentas de la compañía, cuyas acciones se desplomaron más de un 17%. A la factura fiscal del año 2000 hay que añadir las de 2001 (2.650 millones de euros), 2002 y 2003. Los analistas económicos calculan que el importe de las deudas es de 8.000 millones de euros. Yukos ofreció a las autoridades rusas ceder una participación del 35% en la empresa petrolera Sibneft como garantía para el pago de los impuestos de 2000, pero su oferta no obtuvo respuesta.

El presidente Vladímir Putin ha dicho que la bancarrota de Yukos no responde a los intereses del Estado, pero los analistas económicos consideran que el Kremlin, amparándose en la supuesta independencia de la Fiscalía, lleva a cabo una estrategia destinada a poner a la petrolera en manos del Estado o de una empresa políticamente leal al Kremlin. La congelación de las cuentas de Yukos coloca a la compañía en una situación extrema, tanto para atender el pago de sus deudas internacionales como para financiar sus actividades.

Los empresarios que se atrevieron a defender tímidamente a Jodorkovski, cuando éste fue encarcelado en octubre de 2003, guardan hoy silencio. La suerte de Yukos y de su ex presidente fueron ignoradas en la reunión que el presidente Putin y la directiva de la Unión de Empresarios e Industriales de Rusia (la mayor patronal del país) mantuvieron esta semana. Jodorkovski, que puede ser condenado a diez años de cárcel, era miembro de la directiva de la patronal cuando fue encarcelado.

En los primeros seis meses de este año Yukos ha obtenido 42,5 millones de toneladas de petróleo y ha exportado 18 millones.

Un policía monta guardia en la sede de Yukos en Moscú.
Un policía monta guardia en la sede de Yukos en Moscú.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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