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Reportaje:MÚSICA

El lenguaje del espíritu

En su origen, la música tenía dos funciones: la de comunicar a los seres humanos entre sí en la distancia y la de invocar y alabar a los dioses o espíritus. La primera persiste, pero no en el sentido primitivo de comunicación en la distancia, sino en el puramente estético. La segunda está plenamente vigente, aunque en la cultura occidental la sofisticación de la música y la profesionalización de su interpretación haya relegado el sentido de espiritualidad de las partituras de origen religioso a un segundo plano en favor de una lectura estética de las obras.

Sin olvidar el valor de la belleza, la ciudad de Girona invoca por quinto año consecutivo la espiritualidad de la música a través de su Festival de Músicas Religiosas del Mundo, que el próximo sábado se inaugurará en las escaleras de la catedral con la interpretación, a cargo del grupo mexicano Los Folkloristas y la catalana Coral Cantiga, de la Misa criolla, ejemplo de partitura que fusiona la liturgia católica y el folclore andino, compuesta por el argentino Ariel Ramínez y estrenada en la ciudad alemana de Rheinhall en 1967. La música sacra y los ritos musicales de carácter religioso y espiritual de cuatro continentes -Europa, Asia, África y Ámerica- se darán cita en Girona desde el 26 de junio y hasta el 10 de julio con 13 conciertos, una ceremonia budista de purificación del medioambiente, una exposición fotográfica que recorre las diferentes sensibilidades religiosas, tres conferencias, un curso sobre la cultura del té en Oriente y un mercado culinario del mundo.

De espíritu laico, el Festival de Músicas Religiosas del Mundo de Girona sigue el ejemplo marcado por el célebre Festival de Fez, en Marruecos, de tolerancia de ideas y diálogo intercultural a través de la música de origen espiritual. "Buena parte de los enfrentamientos y guerras de la humanidad han tenido su origen en la religión y creo firmemente que la música como lenguaje universal puede contribuir al entendimiento entre los seres humanos", afirma Josep Lloret, director del festival.

Josep Lloret, director también del Festival de Torroella de Montgrí (Girona), acudió por primera vez al Festival de Fez en la pasada década y sucumbió al espíritu de diálogo y tolerancia que en él impera. "Quedé tan fascinado que a mi regresó pensé en transformar el Festival de Torroella, de música clásica con esporádicas incursiones en las músicas del mundo, en un festival de música religiosas", cuenta. "Por suerte recapacité", prosigue, "ya que el de Torroella es un festival con público consolidado e internacional que el próximo año cumplirá su 25º aniversario, y hallé en la ciudad de Girona, con su bello barrio judío, considerado una de las juderías mejor conservadas de Europa, la catedral y lo que ello representa de cultura cristiana y los recientes estudios que indican la presencia de asentamientos musulmanes durante la Edad Media, el marco adecuado para una programación de estas características".

Lloret logró vencer la inicial reticencia del Ayuntamiento de Girona, organizador del festival desde su fundación en 2000, cuyo alcalde en ese momento, Joaquim Nadal, actual consejero de Política Territorial de la Generalitat de Cataluña, creyó que un festival de estas características podía retornar a la ciudad la imagen clerical y gris que durante muchos años pesó sobre ella como sede de un populoso seminario. Con cuatro ediciones a su espalda y la quinta a punto de iniciarse, el Festival de Músicas Religiosas está plenamente consolidado en Girona y en la edición de 2003 los conciertos celebrados registraron una ocupación de un 93% de media.

Músicas inspiradas en las tradiciones cristiana, judía y budista, amén de otras de origen espiritual o ritual procedentes de cuatro continentes se citan este año en la programación del festival, en la que la música sacra culta occidental ha perdido peso con respecto a ediciones anteriores en favor de la variedad de cultos y estilos. La más singular de las propuestas es la ceremonia de purificación del medio ambiente que los monjes budistas del monasterio Gaden Shartse, en la India, celebrarán el 28 de junio en los jardines de la Francesa, y al día siguiente oficiarán un rito por la paz con cantos y danzas de máscaras.

Destacan de la programa-

ción las actuaciones del egipcio Saïd Hafid, reputado intérprete de música sufí popular que con su concierto el 6 de julio en Girona debutará en España; la del trío polaco Kroke, con su música klezmer (música popular judía); la de la Orquesta Barroca de Friburgo, que interpretará obras de Bach, y la del Trío Mediaeval, con su polifonía medieval y renacentista y la música sacra del siglo XXI. Los rituales sacros con cantos y danzas sufíes del grupo Sidi Goma, perteneciente a la comunidad negra de Gujarat emigrada a la India hace 800 años, ocuparán las escaleras de la catedral; el mismo espacio que servirá de marco a los conciertos de gospel del Doctor Bobby Jones & New Life Singers y a las músicas tribales de carácter espiritual de 10 percusionistas africanos procedentes de Ghana, Camerún, Congo, Costa de Marfil, Nigeria, Guinea, Gambia, Malí, Argelia y Suráfica, que atronarán con sus tambores en Girona en la clausura del festival el 10 de julio.

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