Romería gitana

Hasta el santuario de María Santísima de la Sierra, patrona de Cabra, acuden cada tercer domingo de junio miles de hombres y mujeres de etnia gitana, procedentes de Andalucía y de otros lugares de España e incluso de Francia. Constituye para ellos, junto a la romería de Fregenal de la Sierra (Badajoz) -que se celebra en octubre en honor a la Virgen de los Remedios-, la cita religiosa anual más importante. A 1.217 metros de altitud, en plena Subbética cordobesa, se reencuentran, se ponen al día, y cantan, bailan, y sacan su arte (que lo tienen, y mucho, bien sea un cantaor profesional o una chiquilla que apenas levanta dos palmos del suelo) para honrar a Nuestra Señora, la Majarí Calí en lenguaje caló.

La alegría y expresividad son las notas dominantes. En la misa gitana lo mismo se entona el Kyrye por cañas que el Gloria por soleares, el Credo por tientos, el Padrenuestro por tonás, deblas y martinetes y el Cordero de Dios por seguiriyas. Hace calor y los fieles se agolpan en el templo que acoge habitualmente a la Divina Serrana, lugar de peregrinación todo el año. Terminada la celebración, la imagen sale a hombros de costaleros, abriéndose paso dificultosamente entre la multitud que pugna por acercarse hasta ella y a la que cada año se suman más payos. Se suceden los gritos, vítores, lágrimas, piropos, aplausos y peladillas lanzadas a lo alto... A veces, alguno se rompe la camisa, un gesto muy gitano, como señal de alegría. La Romería Nacional de los Gitanos fue creada en 1969 por José Córdoba Reyes.

La venerada imagen de María Santísima de la Sierra es también protagonista de otra fiesta, que se celebra el 4 de septiembre. La patrona es bajada hasta la ciudad, a unos 12 kilómetros, acompañada por caballistas ataviados y miles de egabrenses. La llegada, al anochecer, constituye una verdadera apoteosis, que alcanza su punto culminante el 8, día de su festividad, con una procesión que culmina, a la entrada en la parroquia de la Asunción y Ángeles (conocida como la mezquita barroca), en medio de un extraordinario despliegue pirotécnico. El regreso, emotivo y multitudinario, se lleva a cabo el primer o segundo domingo de octubre.