El cine chileno cuenta su trágica historia
'Machuca' se sitúa en el clima social del 73
Andrés Wood, director de Machuca, escribe: "El 11 de septiembre de 1973 yo tenía ocho años y, de 40 compañeros de curso, al menos 15 vivían en los poblados chabolistas de la ribera del río Mapocho. Estos niños habían entrado en el colegio por la iniciativa del director, un sacerdote estadounidense de ideas progresistas. Fue una experiencia enriquecedora, a veces tormentosa y cruel, pero también maravillosa; llena de contradicciones, como las que se vivían en el país".
Machuca, que hoy se estrena en España, es lo que queda de aquel experimento. Un libro, Últimos días de la historia, de Roberto Brodsky, y los recuerdos ("la película nace de un impulso autobiográfico") de su director están en los cimientos del guión. Una película que describe
desde la mirada de dos niños ("es un género: los ojos del niño mirando el terror")
Con un guiño explícito a Adiós, muchachos, de Louis Malle, en Machuca todo se vive desde los ojos de Gonzalo Infante (un niño pecoso de la pequeña burguesía santiaguera) y Pedro Machuca (un niño que vive en una barriada de la ciudad). A través de ellos recibimos toda la información: de sus familias y de su país.
"Fue un corto periodo de tiempo que nos marcó profundamente a todos, ya que reunió dos mundos que estuvieron y han estado completamente separados en la historia de Chile", continúa Wood. Machuca es la primera película chilena que aborda los acontecimientos del 73 desde la ficción. En ella, un personaje (el padre del niño protagonista) dice: "El comunismo es bueno para Chile, pero no para nosotros". Y en ella, el padre del otro niño increpa a su hijo: "¿Qué haces tú jugando con ése? ¿No ves que tú siempre limpiarás baños?". La película, que se presentó en el último Festival de Cannes dentro de la sección La quincena de realizadores, se estrena en Chile en agosto.
Babelia
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