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Crónica:FÚTBOL | 36ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Athletic malgasta otra 'final'

El Albacete certifica su permanencia con un empate resuelto en dos penaltis

En pleno tratado de impotencia, en pleno desbarajuste, en pleno desplome de ideas y de moral incluso, el Athletic rescató un punto agridulce ante el Albacete, confirmando una vez más que su relación con la Copa de la UEFA es puramente casquivana. Cada vez que la tiene a mano, hace una pirueta y desaparece del mapa; cuando parece que se le escapa, la llama a gritos y vuelta a empezar. Quizás Valverde, el técnico que apostó por ese objetivo a principio de temporada (lo que nadie había hecho en las últimas décadas) deba medir sus palabras.

Sí, tiene razón Urzaiz cuando afirma que al colectivo le falta madurez. Un equipo que es incapaz de aguantar la presión de un objetivo es un equipo inmaduro, un equipo quizás acostumbrado a vivir sin objetivos, a merodear por los puestos templados de la clasificación y a vivir sin sobresaltos con un buen sueldo medio.

ATHLETIC 1 - ALBACETE 1

Athletic: Aranzubia; Lacruz (Iraola, m. 8), Prieto, Karanka, Del Horno; Gurpegui (Arriaga, m. 75), Orbaiz; Etxeberria, Yeste, Ezquerro (Jonan García, m. 60); y Urzaiz.

Albacete: Almunia; Óscar Montiel, Pablo, Buades, Navarro; Viaud, Sánchez (Álvaro, m. 58); Redondo, Pacheco, Munteanu (Peña, m. 70); y Aranda (Mikel, m. 69).

Goles: 0-1. M. 59. Penalti de Iraola a Navarro que transforma Pacheco. 1-1. M. 88. Disparo de Prieto que roza en la mano de Navarro. El penalti lo transforma Iraola de disparo por el centro de la portería.

Árbitro: Tristante Oliva. Amonestó a Iraola, Óscar, Navarro, Viaud y Álvaro.

Unos 35.000 espectadores en San Mamés.

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Ya tenía pinta de raro lo que iba a ocurrir en San Mamés desde que a los 30 segundos, Yeste empujó el balón y repelió Almunia. A los siete minutos se lesionaba Lacruz, de cierta gravedad. Entre lo uno y lo otro, el partido se enfrió, perdió ritmo y el Albacete hizo lo que mejor sabe: presionar y tener el balón en circulaciones cortas pero precisas. Y cuando decidió dar un paso adelante, halló el gol en un penalti de Iraola a Navarro. Una excursión le había valido para llegar a su destino, es decir certificar la salvación y quedarse tan a gusto. Otro penalti le amargó la fiesta (que no la permanencia).

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