Asturianos, algo más que una casa de comidas

Si no se está al tanto de su categoría nada incita a penetrar en esta vetusta casa de comidas, reservada a conocedores expertos. En su interior tampoco las cosas son diferentes. A la entrada, una angosta barra con pizarras atiborradas de canapés, pinchos y raciones, en las que figuran sugerencias tan apetitosas como chorizo a la sidra, revuelto de algas, fideos al cabrales y croquetas de boletus. A su lado, un listado de vinos que se sirven por copas, selección que cambia cada semana e incluye marcas de mucha talla provenientes de cualquier rincón del planeta.

Al fondo, un recoleto comedor que apenas alberga una veintena de comensales.

Y al frente de la sala y la cocina, dos universitarios, Alberto Fernández, economista, y su hermano Belarmino, protésico dental, cuyas profesiones abandonaron hace tiempo. Junto a las cazuelas, Julia Bombín, madre de ambos, que desde hace 40 años da un punto exacto a platos de cuchara que quitan el hipo y a guisos suculentos.

En sus mesas, dos tipos de recetas, las tradicionales aligeradas y las modernas de inspiración mediterránea. Entre los guisos, la fabada, el pote asturiano, ambos deliciosos, así como las mantecosas verdinas (alubias diminutas) con mariscos. Para rematar el menú, dos especialidades imprescindibles, el morcillo estofado, muy gelatinoso, y el pollo de corral guisado. Entre las fruslerías para compartir merecen la pena el carpaccio de rape con caviar de erizos, las gambas al ajillo, los huevos fritos con patatas y la cazuela de mejillones. Aunque decepcionan algunos postres, el café es bueno y el pan da la talla.

Asturianos. Vallehermoso, 94. Teléfono 91 533 59 47. Cierra sábados. Entre 25 y 35 euros (vinos aparte).