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Columna
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El trilero

Parece ser que Zaplana está dispuesto a abandonar la presidencia del PP valenciano -"por imperativo legal" de los estatutos del partido, no por voluntad propia- creando una división entre la militancia de la opción política de la derecha valenciana. Zaplana no quiere que le sustituya, al frente del PP valenciano, el actual presidente de la Generalitat, Francisco Camps, sino José Joaquín Ripoll, que es hombre de su confianza. Y a movilizar a los militantes para que apoyen a su candidato y no a Camps, dedica no pocos esfuerzos Zaplana. El actual presidente de la Generalitat ha obtenido una brillante victoria para el PP en las pasadas elecciones autonómicas. Superior en votos a las obtenidas por Zaplana en sus dos legislaturas. Parace ser que es tradición en el PP que su presidente sea el mismo que ostente la presidencia del Gobierno. Sea de España o de la comunidad autónoma correspondiente. ¿Por qué el líder del PP valenciano, es decir, su presidente, no ha de ser quien ostenta la presidencia de la Generalitat, como sucedía con Zaplana? No seré yo quién se vaya a meter en las cuestiones internas del PP valenciano. Cederé la palabra a uno de sus más antiguos y destacados militantes, el senador Pedro Agramunt: "Si Zaplana, tras anunciar su dimisión, da pie en la forma que sea a que surja una alternativa a Camps, cometerá una felonía y una traición al partido. Planear ahora un candidato a presidir el PP, diferente a Camps, repondería a un proyecto político personal de Zaplana". Son palabras duras. Nada menos que de "felón y traidor al partido", acusa Agramunt a Zaplana si trata de promover un candidatura a la presidencia del PP frente a la de Camps. La verdad es que yo no me atrevería a tanto. En todo caso, podría calificarle de trilero. Es el adjetivo con que Zaplana acusó a los socialistas el día que se constituyó el Congreso de los Diputados al finalizar la sesión. Los acuerdos alcanzados por los socialistas y demás grupos parlamentarios para el nombramiento de los miembros de la Mesa del Congreso, eran dignos de unos tramposos, de unos trileros. Pues bien: sólo un trilero puede hacer lo que dicen que pretende Zaplana con el presidente Camps.

fburguera@inves.es

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