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Reportaje:

La apuesta verde y digital de Abengoa

La multinacional invertirá 45 millones de euros en el bioetanol y las tecnologías

Alejandro Bolaños

El origen de Abengoa es Sevilla y la ingeniería industrial. En el último medio siglo, la familia Benjumea transformó la compañía en la primera multinacional andaluza y diversificó el negocio. Un envite que, para el futuro, tiene dos nombres propios: el bioetanol y las tecnologías . Dos actividades que, ahora, junto a Befesa, la división de servicios medioambientales, suman más de la mitad de los 1.635 millones de euros facturados en el último ejercicio.

El bioetanol y las tecnologías de la información se han confirmado como "negocios de alto crecimiento", según Amando Sánchez Falcón, director financiero de Abengoa, que prevé que duplicarán sus ventas en menos de cuatro años. La compañía ha logrado el respaldo de la Administración norteamericana y de la UE para sus planes de innovación en bioetanol, que suman 35 millones de euros. Y en Telvent ha destinado 10 millones de euros a mejorar sus programas de control de la información y desarrollar nuevas aplicaciones.

Abengoa acaba de culminar el plan estratégico que se marcó hace una década y, a juicio de su director financiero, ha cumplido con las dos prioridades definidas entonces. La ingeniería y construcción industrial, que en 2003 aportaron 80 de los 185 millones de beneficio bruto de explotación, sigue siendo el negocio más importante, pero ahora supone un 43% de la facturación cuando en 1993 representaba el 70%. Más llamativa aún es la expansión internacional de Abengoa, el otro objetivo. En este tiempo las ventas fuera de España casi se han quintuplicado, hasta alcanzar los 664 millones de euros, con una fuerte irrupción en el mercado norteamericano (un tercio de la facturación internacional) y líneas de negocio consolidadas en la UE y en la vertiginosa economía asiática, incluida China.

Para financiar este plan de expansión, Abengoa se ha nutrido de los recursos generados por su actividad básica, la ingeniería y construcción industrial, y ha recurrido a una ampliación de capital (captó 75 millones de euros en 2000), y a la suscripción de dos préstamos sindicados (por 340 y 500 millones de euros en 2001 y 2002). Según los datos de la compañía, la deuda neta ascendía en 2003 a 202 millones de euros, un 25% menos que en el ejercicio anterior.

Sánchez Falcón asegura que Abengoa es la firma española con "mayor presencia multinacional", al tener negocios en 70 países. La irrupción en el mercado norteamericano está íntimamente relacionada con la historia reciente de las dos divisiones de "mayor potencial" de la compañía, Telvent y Abengoa Bioenergy. Abengoa reorganizó en 1999 sus negocios en tecnologías en Telvent, y hace poco más de un año se gastó más de 35 millones de euros en la adquisición de la filial de la multinacional Metso Corporation, con la que colaboraba en este sector en el mercado norteamericano.

Telvent es ahora líder en los sistemas de control de los gasoductos y oleoductos en América, donde sus instalaciones técnicas gestionan el 70% de los movimientos de hidrocarburos. Y también tiene una posición dominante en la gestión de redes de trenes y metro, con negocios tan relevantes como el metro de Nueva York. En el último ejercicio, las ventas crecieron un 26% y el beneficio bruto de explotación un 28,6%, un ritmo que llevará a duplicar el negocio en cuatro años. "Podemos aprovechar nuestro liderazgo en otras áreas geográficas", vislumbra Sánchez Falcón, que considera que en el "medio plazo" Telvent puede "capturar" la externalización de la gestión de la tecnología de la información que se producirá en las grandes empresas industriales y energéticas.

La otra división que ha tenido un crecimiento fulgurante es Abengoa Bionergy, la filial que concentra el negocio de bioetanol de la compañía sevillana. A finales de 2001, Abengoa vendió su filial de energía eólica y con el dinero ingresado y recursos de tesorería adquirió High Plains Corporation, la quinta empresa en el mercado norteamericano de la bionergía. El bioetanol es un combustible logrado a partir de residuos vegetales (cereales y maíz) que eleva el octanaje de las gasolinas con un impacto reducido en las emisiones de gases contaminantes. Su futuro depende en gran medida del desarrollo de nuevos procesos técnicos que abarate el coste de los procesos de extracción de alcohol. Pero tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea (con más retraso), los poderes públicos incentivan su uso y marcan objetivos mínimos de carburantes limpios.

En 2010, las petroleras tendrán que emplear 15.000 millones de litros de este combustible de origen vegetal para cumplir las directivas europeas, cuando la filial de Abengoa (dos plantas y una tercera en construcción) es ahora el primer productor comunitario, con 326 millones de litros.

En Estados Unidos, un mercado más competitivo, el objetivo federal es de 18.000 millones de litros en 2012. Abengoa, que ahora produce 378 millones de litros en sus tres plantas norteamericanas, ha firmado un contrato con el Departamento de Energía para crear un nuevo centro de innovación en Nebraska, donde, además de mejorar los procesos, se investigarán las posibilidades de la biomasa como fuente de hidrógeno y su uso en pilas de combustible, la nueva apuesta en energías renovables. "La rentabilidad ya es presente", indica Sánchez Falcón con los números en la mano: en un año, las ventas han subido un 21%, y el beneficio bruto, un 50%. Pero el crecimiento a corto plazo se prevé explosivo, con casi el triple de ventas antes de cuatro años.

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