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Reportaje:

Ganancia metida en cajas

Las acciones sin voto de las cajas de ahorro ofrecerán una rentabilidad por dividendo de hasta el 7% anual

Las cuotas participativas, es decir, las accionessin voto de las cajas de ahorro, ya han recibido el visto bueno para ser emitidas. Un producto que sólo tiene precedente en las cuotas de las cajas noruegas y que se asimila a las acciones sin voto españolas. Con estas referencias, la rentabilidad de las cuotas deberá situarse en torno al 7%. Al mismo tiempo, se prevé una excelente evolución bursátil.

En la bolsa noruega, donde cotizan cuotas de sus cajas, su valor se ha multiplicado por 3,6 veces desde 1995, frente a 1,6 veces del índice
Las cuotas pueden ser un serio competidor de las acciones bancarias ya que darán más dividendo aunque sin derechos políticos

Las cuotas participativas de las cajas de ahorro ya son una realidad legislativa y sólo falta que estas entidades se lancen a captar recursos propios por esta vía. Los bancos ya ven una nueva amenaza a sus acciones bancarias. En los últimos años, las cajas de ahorro han sido más rentables que los bancos y se ha roto ese axioma tan extendido de que "la propiedad determina la rentabilidad".

Las cuotas son unos productos muy similares a las acciones sin voto, ya que conceden derechos económicos variables (según vayan los resultados de las cajas), pero no permiten derechos políticos, cuya máxima expresión sería votar en las asambleas de las cajas. A lo sumo y siempre que la caja quiera, se puede crear un sindicato de cuotapartícipes que tendrá voz pero no voto en la asamblea. Un derecho político al que muchos inversores están dispuestos a renunciar si les compensan con un mayor dividendo.

Con todo el entramado legislativo cerrado, falta por conocer cuál será la rentabilidad de este producto. Un nuevo activo que, como las acciones tendrá dos vías de ganancias. De un lado, el dividendo (parte de los beneficios que se destina a retribuir al capital) y de otro -aquí cabe la posibilidad de pérdidas-, la evolución del precio de esa cuota en los mercados. Lo novedoso del activo financiero pese a sus grandes parecidos con otros, obliga a buscar referencias en otros países y en las acciones sin voto cotizadas en la Bolsa española.

Únicamente existen cuotas participativas cotizadas en otro país: Noruega. Y además, ya tienen una cierta tradición al emitirse en 1995 y desde esa fecha formar parte de los mercados como un activo negociable. La rentabilidad por dividendo que ofrecen actualmente estos productos en el país del esquí es actualmente del 6,8%, según datos facilitados por Analistas Financieros Internacionales (AFI). Un porcentaje que con las lógicas oscilaciones ha sido similar en los años de vida de este producto.

La normativa española es especialmente compleja a la hora de fijar la parte de los beneficios de las cajas que se destinarán a retribuir a este singular accionista bautizado como cuotapartícipe. Una vez que la caja paga sus impuestos, se establece el peso que suponen las cuotas participativas del conjunto del patrimonio. Pues bien, si las cuotas emitidas son el 10% del patrimonio, las cuotas recibirán un 10% del beneficio. Pero la cosa no es tan sencilla. Con el 90% restante esta hipotética caja de ahorros destina el 26% a obra social -es la medida que suelen entregar las cajas a estos menesteres- y el 64% restante va a engrosar sus reservas.

Complicado dividendo

Pues bien, a las cuotas participativas iría destinado como mínimo el 26% del 10% que le corresponde por su peso en el patrimonio. Ése sería finalmente el dinero que recibirían los inversores por sus cuotas. El dinero restante dentro de ese apartado iría a engrosar los distintos fondos previstos por la ley a las cuotas y que buscan, en gran medida, evitar grandes bandazos en la retribución de los cuotapartícipes, compensando años buenos con malos.

Así, como mínimo y partiendo de bases de cómputo distintas, el porcentaje destinado a los cuotapartícipes no deberán ser inferior al destinado a la obra social, pero tampoco deberá superar el 50%.

"El espíritu de la norma es, teniendo en cuenta que la situación de partida es, al menos en principio, de neutralidad en el sentido antes indicado, que la parte distribuida de los beneficios de la caja, sea como retribución a los cuotapartícipes o como dotación a la obra social, tienda a ser proporcionalmente la misma con respecto a la correspondiente parte total del excedente de libre disposición. No obstante, el Banco de España podrá autorizar, a solicitud de la caja, porcentajes de retribución superiores al citado 50% siempre que dichas decisiones no debiliten de manera apreciable la solvencia de la entidad", explica Alfonso García, director de análisis bancario de AFI.

En España hay muy pocos casos de acciones sin voto. Hace años, el Banco Guipuzcoano decidió emitir este tipo de acciones para despistar tiburones que pretendían hacerse con el banco. Las acciones sin voto -pese a que ahora ya quedan muy pocas después de un proceso de conversión en acciones ordinarias- han gozado de un dividendo sustancialmente superior respecto a las ordinarias con derechos políticos. En los últimos años han percibido de media un dividendo del 50% superior respecto a las ordinarias de Guipuzcoano. Así, por ejemplo, el pasado año, los accionistas con títulos normales recibían 0,45 euros por títulos y los de preferentes 0,60 euros.

Un ejemplo que vendría a ilustrar que las cajas de ahorro darían un 50% más de dividendo que los bancos con lo que sería fácil superar el 6% de rentabilidad anual. Eso sí, todo dependerá del precio de compra de estos activos que, finalmente, determina la rentabilidad por dividendo efectiva que percibe el inversor.

En cuanto a su revalorización bursátil el único camino fiable es analizar el comportamiento de las cuotas participativas en la Bolsa noruega. Pues bien, desde 1995, 100 euros colocados en cuotas participativas de las cajas noruegas se habrían convertido a cierre de 2003 en 375 euros. Por el contrario, el índice del mercado noruego en igual periodo ha pasado de 100 a 160 euros. Durante todo este periodo las cuotas de las cajas han sido más rentables que el conjunto de las acciones.

Juan Ramón Quintás, presidente de la Confederación de Cajas de Ahorros.
Juan Ramón Quintás, presidente de la Confederación de Cajas de Ahorros.MIGUEL GENER

El riesgo de la iliquidez

Todos no son ventajas para las cuotas participativas de las cajas de ahorro. Para los inversores que buscan control, este tipo de activos carece completamente de atractivo, además de existir numerosas limitaciones a la tenencia de estos títulos. Además, existe un riesgo propio de mercado que los analistas insisten en recalcar: la falta de liquidez.

Aunque las grandes cajas tienen un tamaño más que considerable y, por tanto, podrán realizar grandes emisiones, existen numerosas cajas de tamaño mediano y pequeño para los que representará un grave problema realizar una emisión lo suficientemente grande como para que se negocie diariamente con volúmenes aceptables. Probablemente, habrá que buscar fórmulas imaginativas cuando se realicen este tipo de emisiones.

Este producto, a tenor de lo que acontece en Noruega, es especialmente atractivo patra los inversores individuales que en este país son los propietarios del 37% de las cuotas emitidas, mientras que las empresas cuentan con una presencia del 28%. Las instituciones financieras sólo poseen el 9% de estos títulos y las compañías de seguros el 4% de las cuotas.

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