Fabra hay más de uno
Hace algún tiempo Carlos Fabra presumió ante mí de haber sido elegido delegado del curso que compartíamos en la Facultad de Derecho de Valencia. Tuve que llevarle la contraria y recordarle que la única elección consistió en que llegaran unos cuantos jerarcas del SEU con camisa azul y nos dijeran que íbamos a disfrutar de tener a Carlitos Fabra como delegado. Y amén.
Disfrutar, lo que se dice disfrutar, disfrutamos poco. Y no porque nos hiciera ninguna maldad, sino porque venía más bien poco a clase, y claro así mal nos podía representar. Consecuentemente con su absentismo, hizo baccarrat, que significa que suspendió las cuatro asignaturas del curso, y con ello hubo de buscar la continuación de sus estudios en otras Universidades que fueran menos reacias a reconocer su auténtica valía. Así nos libramos de ser representados por tal líder.
El caso es que, al cabo de los años, he vuelto a encontrármelo y tengo que confesar que me extraña y llega a dar pena la situación por la que está pasando.
Y me extraña que tenga ahora esos problemas cuando cualquiera en Castellón sabía que Fabra estaba viviendo muy por encima de lo que le permitían sus ingresos declarados. Y además me dicen, que, encima, le gustaba presumir de ese nivel de vida.
Pero también me da pena. Porque ¿es Fabra el único del PP que vive por encima de sus ingresos? Hace algún tiempo Cholbi advirtió que había en el Ayuntamiento de Alicante quienes estaban viviendo por encima de lo normal, y, que yo sepa, nadie hizo nada. Y, entonces, ¿por qué sólo Fabra?
Luis Berenguer es eurodiputado del PSOE.
