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Un informe atribuye a falta de cuidados las muertes en la residencia de Jarandilla

Conclusión provisional de la Junta extremeña sobre el brote de salmonelosis de diciembre

Oriol Güell

La investigación ordenada por la Junta de Extremadura para aclarar la muerte de cuatro personas en diciembre pasado por salmonelosis en una residencia privada para personas de edad avanzada en Jarandilla de la Vera (Cáceres) concluye que fallecieron porque no fueron correctamente hidratados en los días siguientes a la aparición del brote. La investigación responsabiliza a la escasez de personal en la residencia y al laxo control del equipo sanitario de atención primaria del pueblo de las muertes. El caso está siendo investigado por un juzgado de Navalmoral de la Mata.

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Las primeras conclusiones de la investigación, a las que ha tenido acceso EL PAÍS, reparten la responsabilidad de las cuatro muertes entre un protagonista principal -los responsables de la residencia Nuestra señora de Sopetrán, por la escasez de plantilla- y uno secundario -los equipos sanitarios de la Junta de Extremadura, que no detectaron la deficiente hidratación de los enfermos hasta que ya era tarde-.

El libro de registro de la residencia muestra que los médicos del punto de atención continuada (PAC) de Jarandilla de la Vera visitaron con regularidad la residencia entre el jueves 11 y el viernes 19 de diciembre. En ocasiones era evidente que la hidratación de los enfermos no era la adecuada, como cuando en el registro puede leerse que varios afectados permanecían horas sin el suministro de suero por vía parenteral.

Pese a ello, la residencia tardó más de una semana en contratar a una segunda auxiliar, hasta el jueves 18. Y también, pese a ello, los médicos del hospital Campo Arañuelo no se trasladaron hasta la residencia hasta el viernes 19.

El día 14 había fallecido la primera afectada y en la madrugada del día 19 murió el segundo interno. Los médicos del hospital acudieron entonces a la residencia y se llevaron en ambulancia a nueve ancianos. Para dos de ellos ya era tarde: fallecieron en dos días. Los otros siete, pese a la gravedad de su estado, se restablecieron gracias a una adecuada hidratación.

Caótica situación

¿Por qué tardó tanto en intervenir el hospital? Los médicos del PAC y los del hospital difieren en sus respuestas. Los primeros dicen que alertaron al Campo Arañuelo de la caótica situación en la residencia. Los del hospital, sin embargo, argumentan que creían que la situación estaba "bajo control". El brote ya había alcanzado su pico y sólo hacía falta una correcta hidratación para que los ancianos se recuperaran, argumentan.

Marín Pérez, abogado de la familia de Francisco Hornero, uno de los cuatro fallecidos, considera que "la residencia trató de tapar la gravedad del brote". "Lo hizo ante las familias y también ante la Junta. No supieron o no quisieron reaccionar a tiempo ampliando la plantilla y tomando las medidas necesarias", explica Marín Pérez.

Isabel María Bautista, gerente de la residencia, declinó ayer pronunciarse: "Hay una investigación en marcha y esperaremos a que concluya". La investigación de la Junta relata lo ocurrido en la residencia a partir de la noche del 9 de diciembre, en la que se sirvió la cena con crema contaminada por la salmonela. Los análisis realizados por la Junta confirman que el tipo de salmonela presente en los alimentos es el mismo que el encontrado en las heces de los fallecidos y en el organismo de los dos trabajadores que cocinaron aquella noche, que eran portadores sanos de la enfermedad.

Los primeros casos de trastornos gastrointestinales -vómitos, diarreas, fiebre...- aparecieron entre el miércoles 10 y el jueves 11. La plantilla de la residencia, una enfermera y una auxiliar por turno, se vio desbordada por la situación. La escasez de personal había sido detectada por una inspección de la Consejería de Bienestar Social de la Junta a principios de noviembre. Bienestar Social instó a la residencia a ampliar su plantilla, pero no actuó y le dio un plazo de tiempo para subsanarla.

El médico titular estaba en aquellos días en un congreso médico, por lo que fue sustituido por otros sanitarios del PAC. Éstos diagnosticaron a los afectados una gastroenteritis viral causada por el agua del grifo y debida a las lluvias recientes, algo no infrecuente en la zona.

El diagnóstico de la salmonela no se hizo hasta el martes 16. Pese a ello, el médico titular recetó antibióticos a los enfermos desde su regreso, el lunes 15. Un día antes había fallecido la primera víctima del brote y la intensidad y duración de los síntomas le hicieron sospechar de que el brote podía ser más grave de lo pensado en un inicio. Este retraso en el diagnóstico, sin embargo, no es considerado por la investigación como relevante, ya que el suministro de agua embotellada, de suero fisiológico y el estricto control de la hidratación de los enfermos, necesario tanto en el caso de gastroenteritis como de salmonela, ya fue prescrito por los médicos el jueves 11.

Una ambulancia traslada a los afectados por la salmonela en la residencia de Jarandilla de la Vera, en diciembre.
Una ambulancia traslada a los afectados por la salmonela en la residencia de Jarandilla de la Vera, en diciembre.EFE

Insuficiencia renal aguda

La investigación de la Junta de Extremadura afecta a dos consejerías. La de Bienestar Social podría sancionar a la residencia, y la de Sanidad, a los médicos implicados. Sin embargo, los expedientes abiertos por la Junta deberán esperar hasta que concluya la investigación judicial en marcha, abierta a raíz de una denuncia de las familias de al menos tres de los cuatro fallecidos en la residencia Nuestra Señora de Sopetrán.

Estas familias han denunciado a los responsables de la residencia. La investigación del caso la lleva el Juzgado de Instrucción número 1 de Navalmoral de la Mata, que ha solicitado a la Consejería de Sanidad los resultados de la investigación.

Un portavoz de Sanidad confirmó ayer, sin querer añadir detalles, que la investigación está "avanzada" y que cuando esté concluida "será remitida al juzgado".

La primera de las víctimas falleció el domingo 14 de diciembre. Se trataba de Palmira Mambrilla Martín, de 93 años. Entre los días 19 y 21 de diciembre murieron Dolores Verde, 79 años; Fernando Hornero, 82, y Carolina Jarones, 58.

Las autopsias demuestran que fallecieron por "gastroenteritis aguda por salmonela e insuficiencia renal aguda". Es decir, la deshidratación sufrida dañó a los riñones y éstos dejaron de funcionar, envenenando la sangre de los ancianos.

Dos internos más de los 78 que tenía la residencia -Lucía Caperote Martín, de 78 años, y Juan Román Fernández, de 84- fallecieron en esas fechas, pero Sanidad y la investigación excluyen que sus muertes se deban a la salmonela. La primera llevaba semanas en fase terminal y no cenó el día 9, mientras el segundo ya hacía tres días que se había recuperado de los síntomas cuando murió.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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