_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Matices

A doña Teófila Matices se le termina el tiempo. Ésta en su última oportunidad, aunque siempre le quedará sus cuarteles de invierno, Cádiz, cuando se sumaba a los trabajadores de Astilleros que intentaban asaltar la sede de los socialistas gaditanos y poner de chupa dómine a Felipe González. Doña Teófila calla, mientras que trabajadores y fuerzas de orden de seguridad dirimen en la calle el futuro de los Astilleros. Y calla sobre lo desvelado por EL PAÍS sobre los tristes y dramáticos hechos que ocasionaron 37 muertos en las playas de Rota. Mintió Acebes, mintió Cascos, mintió Trillo; Arenas se desmarcó, Arias Cañete se enteró, como siempre, tarde, y doña Teófila mirando a otro lado.

La señora Matices cada vez se asemeja más a su guiñol. Cuando no se hace un hueco a codazos en un partido cuajado de ministros romeros y "melonares", truena con propuestas que sorprenden hasta al propio Antonio Sanz, que ya es sorprender. Un día dice que las subvenciones se terminarán en Andalucía y a las pocas horas rectifica o le hacen "matizar" en su propio partido y el candidato socialista por Málaga, Paulino Plata, que bien conoce el medio agrario le responde que "es una amenaza para Andalucía, si gobierna". Y otro día afirma que construirá un instituto en todos los municipios andaluces que no lo tengan (también dio marcha atrás).

Y si habla del turismo, sector del que tiene escasísimo conocimiento, hace que se levanten hasta los empresarios (bolsa natural del voto pepero) y el consejero Ortega le tiene que llamar inepta por proponer que el turismo se integre en industria.

Ha llegado el momento del debate con Chaves y conocer, sin matices, su proyecto de gobierno. Para dudas ya tenemos al alcalde malagueño, Francisco de la Torre, del que nunca se sabrá (pese a sus permanentes hagiógrafos) si avanza, retrocede, se detiene, rebobina o mastica en sus largos insomnios cómo desmontar lo que unas horas antes ha pactado e incluso dado por bueno. Claro que después de matizar doña Teófila que no duraría un segundo en el PP si su partido hubiera pactado con el de Carod, hay que estar preparados para todo. ¿Qué culpa tendrán las farolas?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_