"En casos extremos utilizo el bus-VAO para ganar tiempo"

Salomón Nidam: 28 años y de Majadahonda. No conoce qué es el transporte público, ni ganas. "Cojo el coche hasta para ir por el pan", dice con ironía. Su tormento: el atasco de la carretera de A Coruña. Su arma para enfrentarse a él: un Mitshubishi color rojo. Su frase más utilizada durante el trayecto a la capital: "Esto es desesperante". Su gasto en gasolina: cien euros al mes. Su secreto: "Si llego tarde, cojo el bus-VAO [carril sólo para el autobús y los vehículos con dos o más ocupantes]. Sólo lo hago en casos extremos y nunca me han cazado".

Salomón trabaja en Madrid, en un canal de televisión, y vive con su esposa en un piso de alquiler de Majadahonda. Se levanta a las 7.30, desayuna un yogur- "a estas horas no entra nada"- y deja preparado el biberón para su bebé de apenas 20 días. A las 8.15 sale de casa. "Entro a trabajar a las 9.30. Voy con tiempo porque siempre hay problemas de aparcamiento", explica.

Salomón se incorpora a la carretera de A Coruña en el kilómetro 15. "Tráfico lento en tres kilómetros", anuncian los luminosos. Entre los carriles de entrada y los de salida circulan los coches que van por el bus-VAO. "Mira, por ahí va uno que viaja solo... buf, si te paras a mirar, pillas a unos cuantos", dice Salomón.

Tráfico lento hasta el acceso a la M-40 (kilómetro 11). La cosa no mejora hasta pasado el enlace con la M-30. Salomón llega al Faro de la Moncloa a las 9.00. Luego tarda 15 minutos en llegar a su trabajo, en la calle de María de Molina.

¿Por qué no opta por el transporte público? "Es que soy muy vago y ya me he hecho a esto", se justifica. Pero este joven sabe que sus viajes en coche tienen los días contados. "Cuando amplíen los parquímetros al área de mi trabajo, iré en coche hasta la estación de Majadahonda. Allí cogeré un tren hasta Nuevos Ministerios y luego el metro", dice, resignado, después de tardar 40 minutos en encontrar aparcamiento.