Mohamed VI crea un cuerpo policial especial para luchar contra las mafias de la emigración clandestina
El rey Mohamed VI reaccionó ayer a la que fue, hace dos semanas, una de las mayores tragedias de la inmigración ilegal en el Estrecho: el naufragio de una zódiac con 50 marroquíes a bordo. El monarca convocó en el palacio real una reunión con los principales responsables del Ministerio del Interior, de la Gendarmería y de la Marina Real al término de la cual fue anunciada la creación de una dirección policial de migraciones y vigilancia de fronteras.
La tarea de la nueva dirección consistirá, según reza un comunicado, en desarrollar "una estrategia nacional de lucha contra las redes de tráfico con seres humanos". Para llevarla a cabo contará con siete delegaciones provinciales en lugares como Tánger, Larache o El Aiún, en cuyas cercanías zarpan la mayoría de las pateras rumbo a Andalucía o Canarias.
Paralelamente, el soberano dispuso la creación de un Observatorio de las Migraciones que deberá centralizar toda la información disponible sobre este fenómeno y proponer la estrategia a seguir para encauzarlo.
En esta nueva institución participarán los principales ministerios marroquíes, empezando por los de Asuntos Exteriores y Hacienda, y las fuerzas de seguridad.
Mohamed VI recalcó ayer que "la lucha contra las redes de tráfico de seres humanos debe ser considerada como una prioridad de la acción del Gobierno". Este tráfico, prosiguió, supone "un atentado fundamental contra la dignidad humana y los derechos más elementales de las personas cuya desesperanza y aspiración a una vida mejor son explotadas sin escrúpulos por redes criminales".
Ninguna autoridad marroquí, ni tampoco los partidos políticos o sindicatos, habían reaccionado hasta ahora a la tragedia del 25 de octubre cerca de Rota. Sólo alguna pequeña asociación de la sociedad civil y dos publicaciones, el diario Al Ahdhat al Magrebia y la revista As Sahifa, se habían indignado ante este silencio oficial.
El Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí publicó ayer, por otra parte, un comunicado manifestando su "preocupación por el recrudecimiento (...) de agresiones graves, de carácter racista y xenófono, perpetradas contra la comunidad marroquí en España". El jefe de la diplomacia marroquí, Mohamed Benaissa, cenará el 20 de noviembre en Asila, cerca de Tánger, con su homóloga española, Ana Palacio.
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