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DON DE GENTES
Columna
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Tatuaje

Elvira Lindo

A mi suegro no le gusta que hable del PP porque dice que, aunque estemos en contra, no está bien cerrarse puertas. Pero tampoco quiere que le pongas pegas ni a Zapatero ni a Simancas ni a Porta ni a Pepiño, porque dice mi suegro que luego en Ferraz (mi suegro dice "en Ferraz") se rebotan, y con razón, porque "hay que tener muy mala follá, nena, para meterse con los que van perdiendo, como decía Calimero". "Déjales", dice mi suegro, "que se maten entre ellos si quieren, pero tú no entres". Y no veas cómo se puso mi suegro ayer cuando le dije que entonces escribiría un artículo sobre eso de que a los niños españoles que van a la escuela en el País Vasco les llaman inmigrantes. Mi suegro dijo que ni hablar del peluquín, que había que apostar por la equidistancia y por el diálogo. Eso mismo me dijo mi suegro, con estas mismas palabras, y eso que mi suegro no ha visto todavía el documental de Menem. Y como me lo dijo a gritos, pues yo le dije: "Vale, vale, no te enfades". Porque tanto mi suegro como mi padre están en una edad y en una fase, oyes, que como no hagas lo que a ellos les sale del bolo, dicen que les dan palpitaciones y que les sube el colesterol malo, así que te tienen chantajeao, la verdad sea dicha. Chantajeao y sin temas para escribir un artículo. Por no dejarme, no me dejan ni escribir sobre la televisión basura, que fíjate que es un tema socorrido, pero a mi suegro le da miedo que Sardá se dé por aludido y al día siguiente, mirando a cámara, me amenace o me ponga a parir. "Quita, quita", me dice mi suegro, "con el poder tan poderoso que tienen esas personas. Tú habla de esas cosas de mujeres tan bonitas que hay en la actualidad: el cine hecho por mujeres, la vida después de los cincuenta, o habla de tu amiga Bicoca. Si la vida es muy amplia, nena".

Y yo le digo a mi suegro que sí, que vale, que d'acuerdo. Él tiene razón en que cuando no quiero meterme en líos, hablo de Bicoca, pero es que esta semana se enfadó conmigo la tía perra (porque no tiene otro nombre). Es que se enfadó porque dice que no la llamé el domingo para felicitarla. Me quedé superparada porque Bicoca, como todo el mundo sabe, es Escorpio con ascendente Escorpio, o sea, Escorpio que te cagas, o sea, que ahora no es su cumpleaños. "¿Felicitarte por qué?", le pregunté. "¿Por qué va a ser?", me dijo superdolida, "por los resultados". Y la verdad es que yo le solté: "Pues tampoco tú me llamaste para consolarme a mí". Así mismo se lo dije. Tal vez fui un poquito brusca, lo reconozco, pero es que hay veces que a una la solivianta tanto egocentrismo. O egoderechismo. Y ahora pienso que no tendría que haberme enfadado, porque si me falta Bicoca, esta sección se muere, pierde fuerza. Lo noto. Sin ir más lejos, esta misma semana había quedado en ir con ella a un centro de tatuajes homologado que han abierto en Génova. Anda que no hubiera sido gracioso este artículo si la hubiera acompañado. Ella se iba a tatuar dos letras: PP. Y yo, en principio, por no significarme, me iba a tatuar en el brazo el nombre de mi santo. Como Melanie. Pero luego oí en la radio que en España, cada cuatro minutos, se produce un divorcio. Y claro, con esos datos tan alarmantes, una se plantea las cosas, porque si, por ponernos en lo peor, mi santo se esfuma, ¿qué hago yo con el tatuaje?, dime, ¿me lo como con patatas?

La sexóloga Lorena Berdún.
La sexóloga Lorena Berdún.

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Sobre la firma

Elvira Lindo
Es escritora y guionista. Trabajó en RNE toda la década de los 80. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por 'Los Trapos Sucios' y el Biblioteca Breve por 'Una palabra tuya'. Otras novelas suyas son: 'Lo que me queda por vivir' y 'A corazón abierto'. Su último libro es 'En la boca del lobo'. Colabora en EL PAÍS y la Cadena SER.

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