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Una breve antología del pintor José María Ucelay conmemora en Bilbao el centenario de su nacimiento

Una exposición antológica de 25 pinturas de José María Ucelay (1903-1979) conmemora desde ayer en Bilbao (Fundación BBK; Gran Vía, 32) el centenario del nacimiento del artista, que vino al mundo en Bermeo el 1 de noviembre de 1903. Retratos, bodegones y sus característicos paisajes de la ría de Urdaibai revelan el "realismo mágico" del pintor "más singular de la escuela vasca", dijo ayer el comisario de la muestra, Kosme de Barañano. "Sus cuadros son como novelas".

Barañano, autor de La obra plástica de Ucelay, libro de investigación y catalogación de las creaciones del artista editado en 1980, defendió que la singularidad de una pintura tan personal radica en que se escapó de la etnografía que marcó a la escuela vasca. "Ucelay es ajeno al mito territorialista", sañaló.

Culto, autodidacto, pintor sin maestros ni discípulos, aprendió las claves de su pintura recluido en la casa solar de Chirapozu, en Busturia, presente en toda su obra. En 1922, Ucelay se trasladó a París y en 1936 fue nombrado por el lehendakari José Antonio Agirre director de Bellas Artes del Gobierno vasco. Tras dirigir el pabellón de Euskadi en la Exposición de París de 1937, Ucelay partió al exilio al Reino Unido, donde vivió más de 10 años.

La habilidad en el manejo del color y el barroquismo de sus composiciones caracterizan su pintura, que se distancia tanto de la modernidad como del academicismo. "Ucelay da a sus cuadros un misterioso poder con su sentido del espacio, del aire y de la atmósfera que circundan las figuras. La excelencia del modelado, el empleo del claroscuro, luz y sombra, crean una plasticidad totalmente propia", añadió el comisario. "Su obra es un puente que separa la pintura de nuestro tiempo y aquella de la gran tradición".

Barañano cree que Ucelay ha sido erróneamente enmarcado en el surrealismo, a causa del ambiente que irradian sus pinturas, pero se diferenció del movimiento al conseguir que el misterio irrumpiera en lo cotidiano "sin estridencias".

Tres de los cuadros de la exposición, tres retratos, están inacabados. Revelan la particular forma de pintar de Ucelay: comenzaba por pintar los fondos para acabar con las imágenes que aparecen en primer plano.

Dos mujeres obsevan uno de los retratos inacabados que se muestran en la exposición de Ucelay.
Dos mujeres obsevan uno de los retratos inacabados que se muestran en la exposición de Ucelay.LUIS ALBERTO GARCÍA

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