El comisionado del Polígono Sur demanda un plazo de diez años para regenerar el barrio

"Lo único que pido es tiempo", advirtió ayer Jesús Maeztu en su presentación pública como responsable del Comisionado para el Polígono Sur. Maeztu marcó un plazo de diez años para regenerar el barrio más desfavorecido de la ciudad, una labor que va a coordinar "a pie de obra". De momento, ha pedido a las administraciones que le habiliten una sede en el Polígono, preferiblemente "equidistante" entre los puntos más conflictivos y la población más normalizada. Su objetivo es conocer personalmente a los vecinos de la zona y ganarse la confianza de los más reacios.

Maeztu, elegido comisionado tras un acuerdo de todas las administraciones, dice haberse encontrado en el Polígono Sur "una orquesta con muchos músicos". "Cada Administración toca un instrumento y yo voy a dirigir la orquesta y a cuidar de que ella una única partitura para que la toquemos todos y suene afinadamente", señaló ayer en referencia al trabajo descoordinado que se ha desarrollado hasta ahora en este barrio, en el que viven alrededor de 40.000 personas. Y para explicar cómo va a desarrollar el anunciado plan integral, apuntó: "La partitura no la voy a hacer yo, la partitura se hace con los músicos".

Tanto Maeztu como el consejero de Gobernación, Alfonso Perales, insistieron en dejar claras las competencias del Comisionado. "Las administraciones van a mandar allí a una persona que haga lo que no pueden hacer los políticos", dijo Maeztu, quien añadió que su trabajo va a ser el de diagnosticar las necesidades de cada sector del barrio, tanto en materia urbanística, como de empleo, seguridad, formación o asistencia social.

Diseño de respuestas

El consejero de Gobernación, por su parte, subrayó que el Comisionado "sustituye" el trabajo de coordinación, "diagnostica" los problemas y "diseña" respuestas. "Pero si en el Polígono Sur hace falta, por ejemplo, un trabajo de urbanización inmediato, eso no lo hace el Comisionado", afirmó Perales. Maeztu dirá lo que hace falta hacer y la administración con competencias en la materia lo ejecutará.

"Es una tarea difícil, pero ilusionante", apuntó quien dice ser consciente de que su figura va a ser considerada "peligrosa" por algunos vecinos de la zona. "Sé que hay gente que no va a aceptarme. Puede que yo le quite a algunos su chiringuito", advirtió.

Para ganarse la confianza de todos, Maeztu tiene pensado rodearse de un equipo de colaboradores directos compuesto por "seis u ocho" personas, "bien escogidas y, por lo menos, la mitad de ellas, de allí". Su experiencia en situaciones parecidas, sobre todo su labor como párroco durante una década en el barrio gaditano del Cerro del Moro, le dice que los vecinos serán al principio "escépticos" y que la mayoría le tantearán "durante tres o cuatro meses" para comprobar su actitud. El comisionado, por eso, quiere ser una figura poco protocolaria y con escasos signos externos.

"Alguien del Ayuntamiento dijo que para nombrar a la autoridad única había que elegir un mirlo blanco. Pues yo me atrevo", aseguró Maeztu. Para trabajar, explicó, sólo necesita que no le presionen con el tiempo. El responsable del Comisionado considera que si se intenta hacer un trabajo de rehabilitación en seis meses o un rápido lavado de cara, el fracaso está asegurado.

La rehabilitación urbanística, que parece una de las prioridades, no puede hacerse "metiendo ladrillo y pintura", señaló Maeztu, para quien es esencial conocer la zona desde dentro y saber la situación de cada familia. Él va a empezar por "patear" las seis barriadas que engloba el Polígono Sur.

Dijo que en un plazo de seis meses a un año tendrá ya conocimiento suficiente de necesidades concretas para diseñar el plan integral a diez años vista. "Casi se está diciendo que yo soy el salvador, y me gustaría enfriarlo un poco", apuntó.