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Reportaje:

Ciencia andaluza en el fin del mundo

Un grupo de investigadores gaditanos instalará en un mes el primer laboratorio científico español en la Antártida

"Un poco más lejos". Ése es el espíritu que mueve a un grupo de investigadores de la Universidad de Cádiz que ha anunciado la instalación del primer laboratorio científico español en la Antártida. La campaña promete marcar un hito en la investigación española y sitúa a la universidad gaditana en la élite científica.

Con el proyecto, España da un paso más. Hasta ahora, la aportación nacional al conocimiento del Polo Sur se había desarrollado desde los centros de estudios de las islas Livingston y Decepción, a unas 50 millas del continente helado. Estos laboratorios han ofrecido en los últimos años valiosa información a la comunidad científica internacional, especialmente en vulcanología marina.

Ahora, el reto es "llegar un paso más allá". Establecer la primera base científica y, desde ella, durante todo un mes, "obtener nuevos datos sobre el comportamiento del continente y su hábitat", explicó ayer, en la facultad de Ciencias de la UCA, el profesor Manuel Berrocoso, director del proyecto científico.

El laboratorio se establecerá en noviembre en Caleta Cierva, un entorno protegido muy rico en líquenes en el que ya existe una estación argentina. Según el programa previsto, la expedición española deberá alcanzar en diciembre la costa blanca, coincidiendo con el verano austral, la temporada más benigna del año polar. El grupo de Berrocoso intentará recalar en la zona en dos ocasiones, "lo intentaremos dos veces porque, aunque vamos en el verano de la Antártida, no sabemos climatológicamente qué nos vamos a encontrar".

De alcanzar la costa con éxito desembarcarán en la cala un grupo de tres científicos que instalará el complejo. El laboratorio está formado por dos estructuras de fibra de vidrio, de formas semiesféricas y unidas por un pasillo. En uno de los iglús se establecerá la residencia del equipo científico y en el segundo el material de medición.

En este hábitat, con luz solar las 24 horas del día y una temperatura media de entre siete y 10 grados bajo cero, la expedición pasará 25 jornadas, si las condiciones climáticas permiten cumplir con el total del calendario previsto.

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En este tiempo los científicos instalarán un sofisticado equipo que permitirá tomar datos sobre movimientos sísmicos, campos magnéticos, movimientos tectóni-cos, biología marina y comportamiento de la capa de ozono, entre otros. Una vez recogida la información, en febrero de 2004, los datos serán interpretados en el departamento de Matemáticas de la UCA, que ofrecerá un modelo sobre el comportamiento de la zona.

La expedición será posible gracias al concurso de muchos. El Ejército de Tierra español desplegará un amplio dispositivo de apoyo logístico. Será el encargado de proporcionar al personal científico lo necesario para vivir y trabajar durante el mes de estancia. El Ejército ha previsto para la ocasión sistemas de comunicación por radio a larga distancia y ha habilitado sistemas de nutrición adaptados a las necesidades del entorno, y equipos de útiles y vestuario adecuados para la vida en el Polo Sur.

En el diseño del programa participa la Unidad de Tecnología Marina del Centro Superior de Investigaciones Científicas y personal de numerosas instituciones científicas del país.

Con esta campaña, España hace frente al compromiso de protección del medio antártico, una reserva natural, dice Berrocoso, "consagrada a la paz y al servicio de la ciencia".

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