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Clinton y González dan su apoyo a las reformas de Fox en México

El empresario Carlos Slim aboga por reducir la dependencia de EE UU

Juan Jesús Aznárez

Los ex presidentes de Estados Unidos, Bill Clinton; de España, Felipe González, y de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, desembarcaron en México para coincidir, desde distintos enfoques, en la necesidad de los cambios estructurales a debate: fiscal, laboral, energético, telecomunicaciones y la reforma del Estado de derecho. El empresario más poderoso de América Latina, Carlos Slim, apostó por el ahorro interno y la no sacralización del déficit fiscal cero a fin de fortalecer la economía nacional y reducir su dependencia de Estados Unidos, en cuyos mercados México coloca cerca del 90% de sus exportaciones.

El foro Crecimiento Económico y Globalización, organizado por el Senado y el Banco de México, reunió durante dos días a una veintena de destacados expertos, entre ellos Daniel Kaufman, director de Gobernabilidad Global del Banco Mundial (BM); Jamal Saghir, director de Energía y Agua del mismo organismo; James J. Heckman, Nobel de Economía del año 2000; Richard Murray, director ejecutivo, fiscal y corporativo del Departamento del Tesoro de Australia, y Carlos Solchaga, ex ministro español de Economía y Hacienda. Todos explicaron las experiencias, riesgos y beneficios afrontados por distintos países con sus reformas estructurales.

"Deben asegurarse de que al abrir su economía para obtener capital, ese crecimiento se reparta a una porción suficiente de la población para que pueda sentir sus beneficios", aconsejó Clinton. El ex presidente norteamericano pidió más vinculación con EE UU, y más negocios a través del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Estados Unidos, Canadá y México), pero reconoció que el crecimiento sostenido de los países debe acometerse desde una autonomía económica. Slim sostiene que México dispone de ahorro interno, reservas (más de 50.000 millones de dólares) y recursos naturales para crecer -"aunque no queramos", aseguró el empresario- a un promedio de tres puntos al año durante el próximo trienio.

La mayoría de las reflexiones escuchadas en el seminario, al que acudieron dirigentes de los principales partidos mexicanos, abundaron sobre la necesidad de las reformas enviadas a comisiones del Congreso, y en ese sentido fueron interpretadas por los analistas como una suerte de sutil espaldarazo al Gobierno de Vicente Fox, que las promueve. El problema reside en las discrepancias sobre su contenido. El Ejecutivo y el oficialista Partido Acción Nacional (PAN) chocan con las tesis del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que registra abiertas pugnas entre pragmáticos y detractores de la inversión privada, y de la izquierda del Partido de la Revolución Democrática (PRD), incondicional de la supremacía del Estado en todos los órdenes.

Felipe González instó a una mejor distribución del ingreso y al pragmatismo de los legisladores mexicanos, esto es, a no dejar que la ideología se imponga sobre los intereses generales y la eficacia. "México necesita reformas estructurales no porque las necesita el presidente [Vicente] Fox o el Partido Acción Nacional, sino porque México necesita responder a ciertos desafíos". El ex presidente español precisó que "energía, comunicaciones, telecomunicaciones y agua son factores que condicionan el desarrollo". Cerca del 50% de los 100 millones de mexicanos vive en el subdesarrollo, en la pobreza y depende del paternalismo del Estado.

La reforma fiscal, fundamental para disponer de más presupuesto para programas sociales y productivos, se negocia entre bastidores después de que la aprobada en 2001 fuera una miscelánea de medidas que a casi nadie satisfizo. De entrada, el Ejecutivo quiso establecer un IVA del 15% a medicinas y alimentos, y el torpe planteamiento, según las fuentes consultadas, malogró el conjunto de la reforma. La propuesta de arranque de Fox en esta ocasión es reducir el IVA del 15% al 10%, incluyendo alimentos y medicinas. También ha sido rechazada por la oposición.

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Energía y capital privado

Respecto a la reforma energética, el director de Energía y Agua del Banco Mundial, Jamal Saghir, fue más drástico que la Administración mexicana en cuanto a las inversiones reclamadas por el sector, y abogó por la entrada de capital privado. Según el funcionario, México deberá invertir 100.000 millones dólares en los siete próximos años: a razón de 14.000 millones anuales. El sector petrolero, cuestión peliaguda en México, demanda, según sus cálculos, 26.000 millones de dólares; el eléctrico, 54.000 millones, y el gas, 20.000 millones. El Gobierno sólo tiene capacidad para invertir unos 5.000 millones de dólares anuales, agregó Saghir, y los esquemas de financiación mixta vigentes son insuficientes para lograr los 9.000 millones restantes.

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