La demanda crece más que la potencia en España
¿Es posible en España un colapso energético similar al producido en el noreste de Estados Unidos y parte de Canadá? Algunos expertos consultados creen que el escenario no es tan descabellado, aunque las razones en el caso español puedan ser distintas. En todo caso, apuntan un dato revelador, que ya salió a la luz cuando se produjeron los grandes apagones de diciembre de 2001: el índice de cobertura, que mide la relación entre la demanda y la potencia instalada, estaba hace cuatro o cinco años al 130%. Sin embargo, este índice ha bajado sensiblemente y ahora ronda el 105%.
En España, el consumo en las horas punta ha crecido un 44% más que la demanda general de energía, que se ha incrementado un 32% en los últimos cinco años. Con la entrada de nuevas centrales se ha dado cierta holgura al sistema, ya que la potencia instalada, por encima de los 55.000 megawatios, es teóricamente suficiente para hacer frente a las puntas de demanda. Además, el sector eléctrico prevé realizar una inversión global de 26.500 millones de euros en parques de generación y redes en los próximos 10 años para satisfacer un crecimiento de la demanda eléctrica prevista del 3,7% anual.
Pese a estas optimistas previsiones de capacidad, el temor a los grandes apagones no se despejará hasta que las compañías consigan modernizar sus redes de distribución, que constituyen la zona más opaca del negocio eléctrico.
En las puntas de consumo, como las de este mes, existe peligro de cortes causados por averías en centrales o por paradas en las centrales nucleares. Ayer, las centrales nucleares de Ascó y Vandellós, que aportan casi el 30% de la producción eléctrica española, anunciaron que están funcionando a la máxima potencia. Eugeni Vives, portavoz de la Asociación Nuclear Ascó-Vandellós II garantizó que no ocurrirá lo mismo que en Francia y Alemania, donde la ola de calor ha obligado a reducir la producción.
Uno de los mecanismos más utilizados para evitar grandes apagones en zonas urbanas densamente pobladas es el corte de suministro a los grandes consumidores industriales. Unas 2.000 empresas españolas tienen este tipo de contrato que básicamente consiste en que a cambio de pagar más barata la luz las empresas aceptan cortes. Cuando hay picos en la demanda, Red Eléctrica Española (REE), el operador del sistema corta el suministro a las interrumpibles y evita tener que cortar a miles de consumidores privados.
Frente a la detección de problemas, otra de las actuaciones comunes de las compañías eléctricas es la desconexión por zonas, de forma regionalizada. Este mecanismo, conocido en la jerga profesional como el deslastre, consiste en dejar a ciegas a una parte del mapa a cambio de devolver el nivel de potencia deseado al resto de la red.
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