Condena a Damm por la muerte de un hombre que se intoxicó al beber una cerveza
La indemnización asciende a 240.000 euros
La Audiencia de Barcelona ha condenado a la cervecera Damm a indemnizar con 240.000 euros a la familia de un hombre de 50 años que murió en Barcelona en 1998 tras beber una botella de cerveza que, según la sentencia, era "defectuosa" porque contenía restos de un agente tóxico empleado en el lavado del envase retornable. Un portavoz de la empresa defendió ayer la calidad de los productos de la cervecera, y dijo que, en principio, no se piensa recurrir el fallo.
La Audiencia de Barcelona eleva a 150.000 euros la indemnización que había fijado un juzgado de primera instancia, que concedió 63.000 euros a la viuda y a los dos hijos del matrimonio por los daños económicos y morales que supuso la pérdida del cabeza de familia. Sin embargo, fuentes judiciales manifestaron que la indemnización total será de 240.000 euros, al aplicar un interés anual sobre la indemnización fijada.Tanto la familia como la empresa recurrieron la primera sentencia. Damm alegó que la condena era infundada porque no constaba la causa de la muerte del hombre ni la clase de intoxicación que sufrió. Todos estos argumentos han sido rechazados por el tribunal que, de las pruebas practicadas, concluye que "hemos de presumir que la cerveza ingerida era defectuosa, ya fuera por un negligente proceso de lavado que contaminó la bebida, ya fuera por la adición de productos que devinieron tóxicos y cuya etiología únicamente sería conocida por Damm". Los jueces también descartaron que el hombre se hubiese intoxicado por otro alimento o bebida ingeridos posteriormente.
Los hechos ocurrieron en Barcelona el 1 de agosto de 1998 cuando la víctima, su hermano y unos compañeros de trabajo almorzaban en un bar donde tomaron unos bocadillos de béicon y unas bebidas, entre las que estaba la citada cerveza. El camarero abrió la botella en presencia de los clientes y la víctima bebió un trago, pero al apreciar un gusto "amargo y malo" pidió que la probase su hermano, que la devolvió al camarero porque estaba "mala". El camarero cambió la cerveza, tiró el contenido de la primera por el fregadero y devolvió el envase a Damm.
Horas después, el hombre comenzó a sufrir vómitos y diarreas, cuadro que persistió y se agravó hasta que el día 8 del mismo mes murió por una gastroenteritis aguda.
El tribunal llega a la conclusión de que el hombre falleció por el contenido de la botella de cerveza, puesto que su hermano, que sólo tomó un ligero sorbo, también sufrió diarreas y vómitos durante tres días, mientras que el resto de comensales no tuvo ningún tipo de intoxicación. El tribunal también consideró que, tras producirse los hechos, la empresa cambió el sistema de control del proceso de lavado de los envases retornables de cerveza.
Damm emitió ayer un comunicado en el que valora que "bajo ningún concepto se puede trazar una relación causa-efecto entre la ingesta de la cerveza y el desgraciado suceso de una muerte" y que la empresa aplica en todos sus productos "los máximos niveles de calidad y seguridad".
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