Militares sin armas y sin trabajo
"En la Unión Soviética siguen en sus puestos todos los oficiales del Ejército Rojo y hace ya mucho tiempo que no existe ninguna de las dos cosas. Los estadounidenses no entienden que el Ejército iraquí no fue fundado por Sadam, sino en 1921. Hay tres millones de familias pasando hambre", comentaba ayer el teniente retirado Taki Ahmed, uno de los pocos que reconocían que se había ocultado durante los disparos.
La decisión tomada el pasado 23 de mayo por Paul Bremer, la máxima autoridad civil de las fuerzas de ocupación en Irak, de disolver el Ejército iraquí por considerarlo un elemento represivo más del régimen de Sadam Husein, ha dejado a más de 250.000 hombres sin empleo y sueldo desde entonces. Un ejército de desempleados con muchos años de servicio a su país a sus espaldas, ahora humillados y desesperados, y condenados desde entonces a la rutina de exigir cada día un salario en la calle.
"El Ejército iraquí no combatió a los estadounidenses para que pudieran derrocar a Sadam, no para esto. Tenemos armas en casa y, si esto sigue así, vamos a convertir este país en un cementerio para los americanos. Que les pregunten a los británicos qué ocurrió en 1920", decía el capitán Husein Alawy, evocando la sublevación contra la colonización británica que tuvo lugar ese año.
Ramadán Mohamed Jalaf es suboficial del Ejército, con 18 años de servicio. Estuvo en la guerra contra Irán y defendió el aeropuerto de Bagdad el pasado abril "hasta que no pudimos resistir y nos volvimos a casa". Trabajaba en la base aérea de Al Baquer y tiene seis hijos. "En la época de Sadam cobraba 100.000 dinares al mes [menos de 70 dólares hoy]. ¿Qué culpa tengo yo para no cobrar desde hace tres meses? Hace más de un mes fui a hablar con las autoridades, rellené un formulario y aún no sé nada". Bremer quiere que el nuevo Ejército iraquí lo integren entre 40.000 y 50.000 soldados.
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