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Columna
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Responsabilidad

Elvira Lindo

En las historias que cuentan los maestros y profesores está contenida la vida entera. Historias que tratan del respeto o la desvergüenza, de las mentiras, los escaqueos, el morro o la honradez. Me contaba una profesora que llamó a unos padres porque su chico llegaba tarde a clase media hora. Un día tras otro. La reunión tuvo lugar en la Jefatura de Estudios, y el chaval, sentado entre su padre y la profesora, miraba hacia el suelo, en la actitud de quien espera un chaparrón. Pero, asombrosamente, no fue él el destinatario de la bronca; el padre le dijo a la profesora que admitía que el chico llegaba tarde, pero que ella no estaba autorizada para llamarle la atención, porque, según había sabido por compañeros de su hijo, ella también se retrasaba unos diez minutos todos los días: ¿no era entonces de alguna forma responsable por no predicar con el ejemplo? Este asunto consiguió desviar la atencion de aquello que debiera haber preocupado al padre: la falta de voluntad del hijo para cumplir las normas. Al final de la reunión el chaval miraba desafiante a su profesora. La pregunta es: ¿le estaba haciendo un favor su padre defendiéndole a capa y espada?

De igual forma somos muchos los que no acabamos de entender esa voluntad por librar de responsabilidades al partido socialista en lo sucedido en la Comunidad de Madrid. ¿A quién están beneficiando todos esos defensores que desesperadamente desvían las responsabilidades hacia constructores, especuladores o miembros de otro partido? ¿A quién benefician aquellos que dicen que ahora no es el momento de abordar asuntos internos? Ya sabemos que en la política, y más aún en la autonómica, todos los políticos tienen ofrecimientos económicos de empresarios que quieren hacer de su capa un sayo, que están dispuestos a pagar bajo cuerda y que éstas han sido actividades frecuentes. Pero cuando votamos a un partido lo hacemos con la intención (o la inocencia) de que ese partido haya sabido depurar a aquellos que son propensos a semejantes prácticas. Por mucho que se intente cargar las tintas sobre las espaldas de la extraña pareja y de su entramado especulativo, aquellos que confiamos en esa lista nos preguntamos: si todos conocían a los pecadores, ¿por qué nadie los expulsó?, ¿y por qué parece inadecuado que ésta sea la primera pregunta que surja de esta crisis?

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Sobre la firma

Elvira Lindo
Es escritora y guionista. Trabajó en RNE toda la década de los 80. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por 'Los Trapos Sucios' y el Biblioteca Breve por 'Una palabra tuya'. Otras novelas suyas son: 'Lo que me queda por vivir' y 'A corazón abierto'. Su último libro es 'En la boca del lobo'. Colabora en EL PAÍS y la Cadena SER.

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