"La trayectoria de una galería es a largo plazo, como la del artista"

Cristina de la Fuente (Bonn, 1959), cansada de los portazos de las galerías, hizo en 1996 una apuesta arriesgada: montar su propia sala. "Me animó además la idea de desmitificar el arte como objeto de lujo y por eso empecé a vender obra sobre papel, creaciones de artistas buenos a precios asequibles", dice. Arteko, presente en la feria Estampa desde hace seis años, es hoy una galería abierta a todas las disciplinas que tiene en cartera a artistas como Eduardo Chillida, Marta Cárdenas, Dora Salazar o Koldobika Jauregi.

Pregunta. ¿El tiempo le ha dado la razón en su apuesta por la obra sobre papel?

Respuesta. Sí. Hubo una época en la que se consideró que no era una buena inversión. Pero, hoy, los coleccionistas, los críticos y el público la valoran como obra mayor si es original.

P. Ha combinado la venta de obra de autores jóvenes y consagrados. ¿Tiene algo que ver su experiencia personal?

R. Sí, porque me costaba muchísimo introducir la obra de mi ex marido en las galerías y yo creía en ella. Prometían que iban a venir a ver su obra y jamás vino nadie. Es un mundo con muchas barreras. Para promocionar a un desconocido hace falta capacidad financiera y eso sólo lo puede hacer una galería ya asentada.

P. ¿Las galerías están haciendo un flaco favor al desarrollo del arte en ese sentido?

R. Un poco sí. Cuando empecé hubo una persona sincera que me dijo: "Lo tienes muy difícil por muy buena que sea la obra si no tienes la recomendación de nadie". Lo que yo creo es que con ilusión, las cosas van saliendo. Yo trato de solventarlo con gente altruista, artistas que me ayudan a hacer montajes para que las necesidades sean las mínimas.

P. ¿Cuál es la clave de la supervivencia de una galería?

R. Trabajar y ofrecer obra de calidad. La trayectoria de una galería es como la de un artista, a largo plazo: requiere mucho tiempo y trabajo hacerse un nombre.

P. ¿Resulta difícil trabajar en San Sebastián?

R. Mucho, porque no hay coleccionistas. Y el público en general está más habituado al arte figurativo, a los paisajes... Promocionar a artistas que están en una línea de búsqueda permanente se hace complicado.

P. ¿Hay mucho farsante en el arte contemporáneo o el público no entiende?

R. Creo que hay un poco de las dos cosas. Es cierto que hay oportunistas sin vocación (que con las crisis suelen desaparecer y cambiar de empleo), que saben vender su obra y pueden engañar a los no entendidos.

P. ¿Falta educación?

R. Está empezando a haberla. En mi generación no la tuvimos, porque el arte estaba considerado como un oficio menor al que se dedicaba la gente que no quería estudiar. Pero eso ha cambiado.

P. ¿También la consideración del arte como un objeto de lujo?

R. Hoy empieza a calar la idea de que es algo a incorporar en la cotidianeidad,

que una persona puede tener un dibujo de un buen artista por el mismo dinero que se compra un abrigo.

P. ¿Las crisis económicas se notan en este mercado?

R. Sí, salvo en el mundo solvente del coleccionismo.

P. ¿Qué retos se ha planteado ahora?

R. Intentar salir al exterior. En Euskadi hay una producción muy buena en calidad y en cantidad. Pero hay artistas como Dora Salazar o Koldobika que sólo son conocidos en España.

P. De ahí su presencia en la Feria de Colonia.

R. Sí, ha ido muy bien, pese a que estábamos en plena guerra y había menos visitantes y galerías que otros años. La gente estaba muy afectada para comprar arte.