_
_
_
_
_
Entrevista:JOSÉ MARÍA MACARULLA | Catedrático de Bioquímica de la UPV | Universidad

"No hay que investigar para presumir, sino para hacer el bien"

El aspecto de venerable profesor enamorado de su labor delata a José María Macarulla (Ivars d'Urgell, Lérida, 1932). Catedrático de Bioquímica de la Universidad del País Vasco (UPV), su intensa y extensa labor investigadora y docente le ha valido la concesión de la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio. Militante de la sencillez, sus discípulos y sus libros dan fe de su vocación y habilidad divulgadora.

Pregunta. Su labor no ha merecido sólo reconocimientos institucionales. Uno de sus discípulos, Félix Goñi, último Premio Euskadi de Investigación, le definó como "jefe ideal".

Respuesta. Sí, porque dejaba hacer. Mi lema es "vive y deja vivir". Cuando fui vicerrector en Granada, mi máxima ilusión era que ningún expediente se paralizara por mi culpa más de media hora, lo justo para estudiarlo y darle vía.

"Mi primer libro lo hice con los apuntes de clase de tres de mis alumnos"

P. Algo muy relevante en una institución tan burocratizada como la universidad...

R. Creo que sí. A veces hablamos en broma de que hay dos clases de personal, el facultativo y el dificultativo. Hay que ser facultativo, saber hacer las cosas y hacerlas para el bien del prójimo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

P. Ha dirigido 13 tesis doctorales y 13 de sus colaboradores son catedráticos. ¿Qué satisface más, la consecución de un descubrimiento científico o la formación de un grupo de buenos científicos?

R. Las dos cosas son satisfactorias. El descubrimiento es una cosa muy bonita, pero nunca es algo muy espectacular. Pero el promocionar a las personas... Siempre he pensado que valen más las personas que las cosas.

P. Junto a la investigación, la divulgación ha tenido un papel relevante en su trayectoria. Alguno de la docena de libros sobre bioquímica que ha escrito ha tenido más de 16 nuevas tiradas, entre ediciones y reimpresiones. ¿Cuál cree usted que es el secreto para explicar bien una materia?

R. Dije hace tiempo que el secreto primero es entenderla y después alejar lo superfluo y centrarse en lo fundamental. Y, si puede ser, atraer la atención del alumno, que no se te duerma en la explicación. Cuando mi nuera hizo la tesis en Lovaina, yo fui a la defensa con mi hijo y le entregué un ejemplar a su director y dijo "interesante", pero no comentó nada más. Al cabo de un año, llamó a mi nuera y le comentó: "Dile a tu suegro que, a pesar de que todos los esquemas están en español, los utilizo en mi clase diariamente porque es el libro donde los he encontrado más claros". Tengo mucho cariño a mis libros y dedico un gran esfuerzo a ellos. Los libros son como los nietos, se te cae la baba con ellos.

P. Muchos docentes prefieren centrarse en la investigación y dejar a un lado la enseñanza. No es, desde luego, su caso.

R. Mi primer libro lo hice con los apuntes de clase de tres de mis alumnos. Explicaba la clase, tenía que meter mucho material original, y entonces a final de curso me entregaron los apuntes y con ellos preparé el libro. Por eso, en el prólogo puse que hubo tres alumnos que colaboraron conmigo. Creo que las dos cosas van unidas. De hecho, de lo que estoy más orgulloso es de una teoría unificada que tengo de dos conceptos, red-ox y ácido base, que la aceptan en la comunidad científica internacional, pero no demasiado. La he publicado en inglés y me la han pedido de muchos lugares, de Japón,... pero las grandes revistas no me la quisieron publicar porque la encuentran demasiado sencilla.

P. Usted está, por tanto, a favor de una ciencia abierta y clara y no para iniciados.

R. No hay que investigar para presumir, sino para hacer el bien a la humanidad, y este bien se hace haciéndoles partícipes de lo que has conseguido.

P. Tiene 70 años y un currículo impresionante. Más de 120 artículos en revistas internacionales, más de 400 conferencias,... ¿No cree que se merece un descanso?

R. A veces descansar es hacer lo que uno quiere. Además, hay cosas que con la vejez se mejoran. Aunque no estemos tan al tanto de las cuestiones novedosas, sí que tenemos el poso, aquello que dicen que la cultura es lo que queda después de haber olvidado lo que se aprendió. Por eso, los viejos tenemos mucha cultura.

P. Usted ha trabajado en siete universidades. Ha formado parte de la UPV desde su gestación. ¿En qué cree que ha evolucionado?

R. He venido aquí por un motivo muy simple. Así como cada uno nace donde Dios quiere, se va a morir al pueblo de su mujer. Tenía pensado venir aquí desde siempre, pero se dio la circunstancia de que mi suegra se puso muy enferma y dije, si pudiera conseguir un destino más próximo a su madre, mi mujer sería más feliz. Y llegué aquí. En este tiempo he visto cosas muy positivas, dispone de mucho más presupuesto, se pueden crear cátedras y los departamentos se equipan mejor.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_