Wimbledon olvida las reverencias
El torneo de tenis de Wimbledon dará por olvidada una vieja tradición protocolaria en su próxima cita a finales de junio. Los jugadores ya no tendrán que hacer reverencias frente al palco real al abandonar la pista central. Para los varones, el saludo a los representantes regios no resulta excesivamente complicado y solía saldarse con una flexión de cabeza. Pero para las damas, en cambio, suponía un peligroso juego de equilibrio cada vez que debían doblar ambas rodillas en posición de genuflexión. La reverencia nunca ha sido obligatoria, simplemente lo dictaba la costumbre del club desde tiempos inmemorables. El presidente de la venerable institución, el duque de Kent, ha dado su consentimiento a la revisión del nuevo protocolo, más acorde con las modas actuales. Su mujer, la duquesa de Kent, era hasta recientemente el rostro más identificado con Wimbledon. Pero problemas de salud le han forzado a ausentarse del recinto en las últimas ediciones. Con ella, el torneo perdió un símbolo de tanto arraigo como las tradicionales fresas con nata. Las nuevas generaciones Windsor no han dado un paso, al menos de momento, para suplir a la duquesa y la entrega de premios ha recaído en el duque. Los nuevos aires protocolarios quizá animen al príncipe Guillermo o a su hermano Enrique a ocupar el palco real de Wimbledon.
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