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Los empresarios erraron en 1992

¿Quién pensaba antes de los Juegos Olímpicos de 1992 que Barcelona pondría el cartel de completo pese a tener 100 hoteles más que entonces? Muy pocos. Eran las postrimerías de 1989. El Ayuntamiento que encabezaba entonces Pasqual Maragall lanzó un plan para construir 12 hoteles. El hotelero barcelonés por antonomasia, Joan Gaspart, presidente del grupo Husa, puso el grito en el cielo y pronosticó que el futuro del sector estaba en peligro si se llevaba a cabo el plan de hoteles que impulsaba el Ayuntamiento.

El plan suponía recalificar solares en la ciudad para albergar nuevos hoteles. Desde la Fira de Barcelona ya se había dado la voz de alarma de que faltaban camas. Pero el entonces presidente del Gremio de Hoteles, Antonio Rubio, llegó a pronosticar una caída en picado de la ocupación ante la nueva avalancha de hoteles que se avecinaba.

El Ayuntamiento acabó rebajando la cifra de 12 a 8 hoteles para apaciguar y atraerse a la oposición municipal, que no apoyaba el plan. En esa época nacieron los hoteles Arts, Fira Palace, Fòrum Vergés, Vall d'Hebron y Juan Carlos I. Para no perder su hegemonía, el propio grupo Husa tomó el control inicial de cinco de los ocho hoteles, aunque luego renunció a algunos de ellos.

Ninguno de los temores de los empresarios se cumplió. Pese al aumento del número de hoteles, ocurrió todo lo contrario. Las cifras son apabullantes. Hay más de un centenar de nuevos hoteles; el número de habitaciones ha pasado de 10.000 a 19.000; las plazas, de 18.000 a 36.500, pero los turistas también han aumentado, de 1,7 millones a 3,6, de modo que resulta casi imposible encontrar habitación cuando se produce una feria o un congreso importante.

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