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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Manos sospechosas

El personaje que aporta el título a esta novela empieza diciendo que las manos de un pianista no son bellas y "delicadas" sino, bien al contrario, toscas y "duras" y esto es el principio de una serie de monólogos situados a lo largo del texto que nos permiten asistir a una degradación moral en la que este pianista pasa a ejercer de verdugo de animales domésticos (otro trabajo manual) cuando los dueños se lo solicitan, un oficio sórdido con visos delictivos que lleva a acariciar la comisión de un asesinato y a ser sospechoso de haberlo cometido. La estupenda expresión de este descarrío, una apresurada carrera hacia la indignidad, que refiere el propio protagonista, es lo mejor del libro y contiene las páginas de mayor relieve literario.

LAS MANOS DEL PIANISTA

Eugenio Fuentes

Tusquets. Barcelona, 2003

272 páginas. 15 euros

Junto a ello están los capítulos que documentan y dramatizan un caso de asesinato en la misma ciudad provinciana, Breda, en que Fuentes ubicó sus novelas anteriores, El interior del bosque y La sangre de los ángeles. Como ellas, es una obra de género, policiaco o negro, un caso intermedio entre los dos, pues tiene de la novela negra su crítica social y su retrato de la vida ciudadana pero no su mirada inmisericorde y, en cambio, presenta usos tradicionales del género policiaco. El autor se ocupa de destacar el origen rural de los personajes y el peso que el rústico entorno de naturaleza casi salvaje tiene en los acontecimientos, como ya sucedía en la primera de las novelas, la mejor de todas. En Las manos del pianista la descripción de vísceras y mutilaciones de animales cumple la misma función que en El interior del bosque el agreste escenario y los bárbaros asesinatos.

Cuando no habla el pianista, el narrador omnisciente cuenta los acontecimientos en un lenguaje eficaz y escudriña la mente de los diversos personajes para que el lector los comprenda. Como es propio del género policiaco repiten presencia, entre otros, el detective privado Cupido y el teniente de la Guardia Civil Gallardo, y aunque en teoría el primero es el principal, creo que resulta más atractivo el segundo, más equívoco pero también más directo y, excepto en un punto, más decisivo para la resolución del caso. Cupido es con toda certeza una extensión del autor y juzga a mi parecer con demasiada suficiencia todo lo que pasa. Vemos en él demasiadas veces una enojosa voz de la conciencia. Tiene poco que ver con los detectives de la novela negra.

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