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Una intervención sin secuelas

Los científicos cada vez están más convencidos de que el apéndice (una extensión sin salida del intestino grueso del tamaño aproximado de un dedo gordo) sólo sirve para que lo extirpen. Como explica el presidente de la Sociedad Española de Patología Digestiva, Manuel Díaz-Rubio, no se ha encontrado que tenga ninguna utilidad.

La apendicitis no es más que la inflamación del apéndice. Pero ni siquiera están claras sus causas. Puede tratarse de una infección vírica o de una oclusión, indica el doctor. Nada que que ver con el esfuerzo físico. En cualquier caso, su tratamiento es fácil y no presenta ningún riesgo.

Es difícil no enterarse de que se padece. Se presenta con náuseas, fiebre, vómitos y, sobre todo, un dolor muy intenso. Las molestias se localizan primero en el epigastrio (la zona alta y central del abdomen) o en los alrededores del ombligo, para luego bajar hasta la fosa ilíaca derecha (encima de la cadera de ese lado). "Lo característico es que se constate el cuadro de dolor en muy pocas horas, cuatro o seis a lo sumo. El dolor es tan fuerte que ni siquiera un joven fuerte y deportista puede retrasar el acudir al médico más allá de un par de horas", expone el doctor.

La inflamación suele ir acompañada de una pequeña peritonitis, bien porque el apéndice se inflama y se rompe, bien porque presiona el peritoneo (la membrana que alberga el paquete intestinal). Ésta es su complicación más peligrosa, ya que podría degenerar en una infección extendida más difícil de tratar.

La extirpación del apéndice es una operación muy habitual en jóvenes que están entre los 20 y los 30 años, explica Díaz-Rubio. "Se trata de una enfermedad benigna, que puede aparecer en muy pocas horas", añade.

"A los dos o tres días se da el alta al paciente; a la semana se le quitan los puntos, y entonces empieza una recuperación que no suele durar más de un mes. La única molestia que puede sentirse al principio es la tirantez en la zona donde se ha practicado la incisión. Antes de un mes un joven como Raúl tiene que estar jugando", afirma Díaz-Rubio. Por eso la única secuela que va a padecer el futbolista es la pérdida de varias semanas de competición.

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