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Javier Coma analiza la relación de la novela norteamericana con Hollywood

El autor estudia en su último libro el cine de EE UU entre 1918 y 1969

Cine y literatura son dos expresiones artísticas que han sabido sacar el mejor provecho mutuo de su periodo de vida en común. Javier Coma (Barcelona, 1939) analiza esta relación simbiótica en su nuevo libro, Entre el Nobel y el Oscar (Edditorial Flor del Viento), donde repasa las adaptaciones que realizó Hollywood en la primera mitad del siglo XX de la gran novela norteamericana.

Hemingway, Fitzgerald, Dreiser, Caldwell, Faulkner, Marquand, Steinbeck, Saroyan, Robert Penn Warren y Howard Fast representan para Coma "el momento álgido que ha vivido la cultura americana". Por eso los ha elegido para reflejar en su libro ese recorrido que vive la novela hasta transformarse en imágenes, "en un libro que habla mucho más de literatura que de cine", dijo el escritor al presentar Entre el Nobel y el Oscar ayer en Barcelona.

El autor analiza en total 14 novelas y sus distintas versiones cinematográficas: El gran Gatsby, Una tragedia americana (Una tragedia humana y Un lugar en el sol, en sus dos versiones cinematográficas), Fiesta, Adiós a las armas, El camino del tabaco, Pilón (Ángeles sin brillo), El difunto George Apley, Tener y no tener, Las uvas de la ira, El villorrio (El largo y cálido verano), La comedia humana, Todos los hombres del rey (El político), Intruso en el polvo y Espartaco. "Éste es mi gran homenaje a la novela americana, especialmente a Faulkner", dijo Coma, que prefiere no calificar su nuevo libro como un ensayo. "Lo que quise hacer es explicar cómo nacieron determinadas novelas y narrar el proceso de adaptación al cine". Acompaña a los análisis de estas novelas y películas un anexo donde figuran las 250 obras literarias estadounidenses adaptadas al cine entre 1918 y 1969. Obras que, advierte Coma, en muchos casos siguen circulando en España con la versión censurada.

Juan Marsé, que acompañó a Javier Coma en la presentación del libro y que ha visto en la gran pantalla muchas de sus novelas, bromeó comentando que "la mayoría de los peliculeros suelen ser demasiado burros como para comprender la dificultad de llevar ciertas novelas al cine. El argumento no tiene grandes dificultades, pero los problemas surgen cuando hay que traducir a imágenes el discurso moral".

Juan Marsé también contestó al eterno debate sobre las comparaciones entre la versión literaria y la cinematográfica de una obra. "Cuando una novela es buena, lo es por razones literarias. Cuando una película es buena, lo es por razones cinematográficas. No se pueden establecer paralelismos", lanzó.

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