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Un juez restituye a un comité porque sufrió "verdadera persecución" empresarial

El Juzgado de lo Social número 21 de Barcelona ha dictado una sentencia singular por la que restituye a los miembros de un comité de empresa y anula la asamblea de trabajadores que les revocó de sus cargos. El magistrado Francisco Bosc Salas considera que "la empresa creó un clima contrario al comité", que diseñó "una estrategia de derribo, antes que de acuerdo", y que los representantes sindicales sufrieron una "verdadera persecución". Por ese motivo ordena que vuelvan a ocupar los cargos que se vieron forzados a abandonar.

Los hechos ocurrieron en la delegación en Barcelona de Canon España, SA, en la que trabajan 65 personas, la mayoría de ellos comerciales. Las elecciones sindicales se celebraron el 11 de octubre de 2001 y resultaron elegidos los cinco delegados de Comisiones Obreras. Desde entonces, relata el juez, se instauró en la empresa un "clima de persecución" hacia el comité que fue provocando la dimisión de sus miembros, incluidos los dos suplentes, o el despido pactado. Cuando el 4 de septiembre de 2002 se celebró la asamblea de trabajadores sólo estaba en activo el presidente del comité, Juan José Tomás Vega, actualmente de baja por depresión. Ahora el juez ha determinado que se le indemnice con 6.000 euros por daños y perjuicios.

La otra delegada que resistió el envite de la empresa hasta el final, explica el juez, también acabó siendo despedida, pero sin pacto previo, por lo que la sentencia le abre la puerta para que regrese a la empresa si el despido se declara improcedente. Esta mujer también está de baja por depresión y actualmente sigue tratamiento psicológico. La demanda del comité fue defendida por el abogado Francesc Gallisà, del Col.lectiu Ronda.

Acoso moral

La sentencia relata con todo detalle que la mujer tenía que trabajar empleando sólo el teléfono, cuando la mayoría de los comerciales pasaban el día fuera hablando precisamente con una cartera de aproximadamente 200 clientes por empleado. En su caso era de 14. La mujer, además, tenía que rendir cuentas diarias por escrito de las gestiones que realizaba, lo que no se les exigía al resto de los trabajadores, y tuvo que soportar gritos y desprecios continuos de su jefa.

El juez recuerda que la situación está avalada por "demasiados" informes de la Inspección de Trabajo en los que se constata que la mujer "fue reiteradamente vejada en su dignidad y en su trabajo de forma sistemática".

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