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Bailes y pesadillas en la Ópera de Viena

Mientras la ex secretaria de Estado norteamericana Madeleine Albright se lanzaba entre la muchedumbre a bailar con holgura con el director del Instituto Cervantes de Viena, Francisco Ferrero, esposo de la ministra austriaca de Asuntos Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, en un rincón del suntuoso Baile de la Ópera de Viena otra celebridad estaba pasando aprietos: Pamela Anderson, estrella de la serie televisiva Los vigilantes de la playa, convertida en la presa favorita de de los paparazzi, no podía abandonar su palco ni para ir al lavabo. Cuando finalmente lo consiguió, se encontró ante otra pesadilla, porque allí la esperaba una doble suya, la actriz de cine porno Dolly Buster, para lanzarle papel higiénico, no se sabe si en señal de broma o de qué. Por el contrario, el acompañante de Anderson, Dan Mathews, jefe de la organización de defensores de animales PETA, se divirtió tanto que decidió quedarse en Viena para no perderse los próximos bailes de salón. Homosexual declarado, Mathews cumplió su promesa de bailar en Viena con un hombre, un desconocido, del que no llegó a saber el nombre, pero que "era muy, muy dulce". A las puertas del recinto se manifestaban más de 700 personas para corear el "No a la guerra" en Irak y protestar por la renovación de la coalición de Gobierno entre los conservadores y los ultranacionalistas en Austria. Unos 1.400 policías se encargaron de controlar a los manifestantes y realizaron una treintena de detenciones.

Pamela Anderson, en el palco, durante el tradicional Baile de la Ópera de Viena.
Pamela Anderson, en el palco, durante el tradicional Baile de la Ópera de Viena.ASSOCIATED PRESS

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