Al gordo Chimirri
Nen!, tenía ganas de escribirte porque te necesito, porque te quiero, porque te fuiste rápida e inesperadamente, porque deseo hablar contigo y porque sé que, donde quiera que estés, no dejarás de leer un solo día el diario. Querría agradecerte la herencia tan grande que nos dejaste a todos aquellos que te quieren y te rodeaban. Gracias por tu amor, tu respeto, tu sonrisa, tu ironía, tu sensibilidad, tus grandes manos y tu movimiento de patita. Por los libros y la música que invaden y enriquecen toda nuestra vida, y el amor al cine y a la comida con los que "la célebre escritora y periodista Marta Belluscio" -como te gustaba llamarla- llena tu vacío y nos ayuda a seguir desde hace hoy un año.
Como las cosas no pasan por casualidad, "mi gordito querido", nos dejaste una mañana de domingo estirado en tu cama, de un año capicúa del que esperabas tanto. Escenario digno del mafioso supersticioso, chanta y cazatalentos que te caracterizaba. Te quiero muchísimo, papá. Gracias por estar siempre presente.
