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Columna
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Guerra

Son suelo andaluz y si un milagro no lo remedia, teniendo en cuenta la entrega de Aznar a Bush y el ardor guerrero de éste, serán escenario del ir y venir de barcos y aviones con armas de destrucción, ofensivas y terribles si las tiene Sadam Husein, pero salvadoras y benefactoras si las maneja EEUU, porque lo hace para salvarnos de la amenaza para la paz que supone Irak. Hacer la guerra no es una amenaza para la paz, según Bush, tan convencido como está de que la indecencia de un "ataque preventivo" es legítima ante alguien que, que se sepa, no ha mostrado la más mínima intención de declararle la guerra a Occidente. El Gobierno español comulga con la doctrina Bush, nos guste o no nos guste a los ciudadanos españoles, que no nos gusta como han dejado dicho las encuestas.

A los andaluces nos gusta aún menos, porque vamos a tener la guerra en casa, porque no hay nadie que nos pueda garantizar que todo será vida normal cuando los barcos y los aviones anden transportando bombas, y trayendo y llevando militares norteamericanos de Irak a las bases y de las bases a Irak. Nos dice Bush que Sadam es un peligro para la paz mundial y algunos, se lo crean o no, comparten el entusiasmo por acabar con él como Aznar, que se apoya en una elección, después de haberse planteado él solito su necesidad, la elección entre Bush y Sadam, en la que él no tiene duda, se queda con Bush calro. Personalmente, tenga o no tenga que elegir, no elijo a ninguno de los dos. Y no por antiamericanismo, porque si me dicen que elija entre Robert Redford y Bush, elijo, y no hace falta decir a quien por muy americano que sea, que lo es y me encanta. No es antiamericanismo es que la guerra es una indecencia y un fracaso y es mejor estar en contra para no ser cómplices de la indecencia y del fracaso. Mucho más si la guerra es una decisión por cuenta y riesgo de uno solo, como en este lamentable caso.

Pero queramos o no, nos complicaremos en esta guerra. El presidente de la Junta de Andalucía le ha pedido al presidente del Gobierno que no se autorice la utilización de las bases de Rota y Morón, porque eso será vincular a nuestro territorio con el conflicto. Seremos territorio de guerra, sobrevolarán nuestras cabezas los aviones en son de guerra. Sin comerlo ni beberlo, sin quererlo, sin merecerlo y por no sabemos qué, que es aún más inquietante...

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