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Italia despide a Giovanni Agnelli con un funeral de Estado

Autoridades y miles de ciudadanos asisten en Turín al sepelio del gran patrón de Fiat

Giovanni Agnelli, patrón de la Fiat durante casi 40 años, recibió sepultura ayer en el panteón de la villa familiar de Villar Perosa, al pie de los Alpes. El entierro privado estuvo precedido por un funeral en el Duomo de Turín digno del rey sin corona que fue el Avvocato, en el que no faltaron los honores militares. A la ceremonia asistieron el presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, y el primer ministro, Silvio Berlusconi, junto a las máximas autoridades del país.

Fuera del Duomo, unas 10.000 personas siguieron la ceremonia en la calle. Dentro, en primera fila, a la izquierda del altar, se situaron los familiares directos de Agnelli, su viuda Marella Caracciolo, su hija Margherita, y los nietos mayores. El arzobispo de Turín, cardenal Severino Poletto, que ofició el rito solemne, acompañado por la música de Bach y de Mozart, aprovechó la ocasión única (el acto fue transmitido en directo por la televisión pública italiana) para asegurar que el patriarca Agnelli "murió como buen cristiano", ya que el Avvocato, famoso por su agnosticismo, "se confesó antes de morir", dijo. Poletto, que saludó al presidente Ciampi y al ex presidente Oscar Luigi Scalfaro, olvidó citar a Berlusconi. Un lapsus que remedió al final de la ceremonia disculpándose profusamente.

Miles de turineses habían acogido antes con una salva de aplausos la llegada del féretro con los restos mortales de Gianni Agnelli. Un ataúd de madera clara cubierto de rosas y jazmines blancos entre ramas de hojas verdes. Las miradas de todos buscaban al nuevo patrón, Umberto, de 68 años, y al heredero designado por el patriarca, John Jacob Elkann, hijo mayor de Margherita Agnelli y del escritor Alain Elkann, primer marido de la hija del Avvocato.

El joven heredero

El joven Elkann (nació en abril de 1976, en Nueva York), con su cara infantil y su aspecto frágil, lleva años preparándose duramente para el momento del relevo. Ha estudiado en uno de los mejores liceos de París, pero se ha licenciado en Ingeniería en el Politécnico de Turín. Ha trabajado como vendedor de coches Fiat en la sede de Lille, y en otras capitales, antes de recibir un entrenamiento especial en General Electric, junto al actual presidente de Fiat, Paolo Fresco. Desde 1997 figura en el Consejo de Administración del grupo y es más que probable que en mayo sea nombrado vicepresidente.

Su papel queda, de momento, en un segundo plano, pero podría adquirir más relevancia, sobre todo por la situación de emergencia de Fiat, que requeriría, en opinión de la mayoría de los analistas, la convocatoria inmediata de un Consejo de Administración, ya esta misma semana.

Aunque los cuatro principales bancos acreedores de Fiat se han declarado dispuestos a participar en una recapitalización del grupo, Rainer Masera, presidente del San Paolo-Imi, dejó claro el sábado que los institutos esperan decisiones inminentes de la familia Agnelli. "Corresponderá a los principales accionistas consolidar y precisar el plan de reactivación. Es muy urgente que se defina este aspecto", dijo Masera.

Está pendiente aún el estudio del plan presentado por el empresario Roberto Colaninno, que se ofreció a invertir unos mil millones de euros en Fiat y proceder a una cura profunda del grupo. El Plan Colaninno impone una condición a la empresa que no parece aceptable en estos momentos: la toma del control total por parte del empresario de Mantua.

Lo cierto es que el relevo de poder en Fiat, donde Umberto Agnelli se perfila como nuevo patrón absoluto, ha abierto nuevos interrogantes. Sectores próximos a la familia Agnelli aseguran que los principales accionistas de Fiat se disponen a tomar de nuevo las riendas de la crisis, con dinero fresco, pero analistas independientes consideran que el desembarco de Umberto irá ligado a una agilización de la venta de Fiat Auto a la norteamericana General Motors.

El primer ministro, Silvio Berlusconi (a la derecha), presenta sus condolencias a Susanna y Umberto Agnelli.
El primer ministro, Silvio Berlusconi (a la derecha), presenta sus condolencias a Susanna y Umberto Agnelli.AP

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