Jean Nouvel proyecta el futuro Parc Central del Poblenou, a sólo 800 metros de la torre Agbar

La obra del arquitecto Jean Nouvel en Barcelona no termina con la torre Agbar. El autor del singular edificio cilíndrico que se está alzando junto al anillo de Glòries ha sido el ganador de un concurso de ideas convocado por el Ayuntamiento para diseñar el futuro Parc Central de la Diagonal. Apenas 800 metros separarán la torre del parque, que ocupará una extensión de cinco hectáreas comprendida en el triángulo que dibujan la misma Diagonal y las calles de Bac de Roda y Marroc, y atravesada por las de Espronceda y Pere IV.

Nouvel ha concebido el parque como un homenaje a la sombra y en él predominarán los sauces en el interior y grandes matas de buganvilia roja en el perímetro exterior. El concejal del distrito de Sant Martí, Francesc Narváez, presentó ayer lo que insistió en llamar "anteproyecto" y explicó que se está trabajando con los vecinos de la zona para consensuar un proyecto definitivo al gusto de todos.

Entre las aportaciones de los vecinos destaca una plaza dedicada a la sardana, que se situará en el centro del parque, y la decisión de salvar de la piqueta la antigua fábrica Oliva Artés, que se encuentra en uno de los extremos del complejo y se convertirá en un equipamiento para la ciudad. La fábrica, junto a una chimenea de ladrillo que también se ha amnistiado, será una forma de recordar el pasado del Poblenou, el barrio industrial que antaño fue conocido como el Manchester catalán.

Francesc Narváez expresó ayer su satisfacción por un anteproyecto que "conceptualmente vuelve al modelo del parque de la Ciutadella, con predominio de la vegetación, y tiene la capacidad de crear distintos ambientes".

Los responsables de las dos grandes asociaciones de vecinos de la zona se mostraron también ayer partidarios del proyecto, aunque alertaron de que por ahora sólo se han definido criterios muy básicos de lo que finalmente será el parque. Desde el lado mar de la Diagonal, el presidente de la asociación de vecinos del Poblenou, Salvador Clarós, expresó su temor a que el parque se aísle del entorno. "El proyecto final debe ser capaz de salvaguardar los rasgos del pasado industrial del barrio y de estar vinculado al espíritu cívico del entorno". Desde el lado montaña, la secretaria de la asociación de vecinos Gran Via-Perú-Espronceda, Mari Carmen Corbalán, hacía aflorar otro temor: la seguridad. "Es fundamental que el parque se cierre de noche y se creen las condiciones para que sea seguro para los vecinos", destacó Corbalán.

Tanto los vecinos como el distrito comparten una tercera preocupación: la incógnita sobre cómo se resolverá la conectividad dentro del parque, teniendo en cuenta que paseantes y coches convivirán en un recinto que las calles de Espronceda y Pere IV dividirán en cuatro islas.

A priori, parece difícil combinar la armonía a la que aspira Nouvel con el paso de vehículos por las dos vías, que actualmente son vitales para el tráfico de la zona. Narváez reconoció ayer que "no será fácil" y que "habrá que rediseñar y pacificar el tráfico dentro del parque para que tenga la presencia mínima imprescindible". En cualquier caso, explicó el concejal, se intentará integrar las calzadas en el diseño del parque.

Llegar hasta el momento actual ha sido complejo. La operación urbanística ha significado trasladar un centenar de pequeños negocios y realojar a 200 familias, cuatro de las cuales todavía no se han puesto de acuerdo con el Ayuntamiento sobre la cuantía de las indemnizaciones y se resisten a marcharse. Salvado este obstáculo, queda también redactar el proyecto ejecutivo y fijar el presupuesto de la obra. La colocación de la primera piedra tendrá que esperar, pues, al próximo mandato.