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La jornada de Liga | FÚTBOL

"Si me voy, no cobro"

Luis Aragonés confiesa que sólo se queda en el Atlético, hasta junio, por dinero y por Gil Marín

Veinticuatro horas después de asistir al gabinete de crisis auspiciado por Miguel Ángel Gil Marín, el consejero delegado del Atlético, junto a Jesús Gil, el presidente, y Paulo Futre, el director deportivo, Luis Aragonés se sentó, desmadejado, frente a un micrófono y confesó que su decisión de dar marcha atrás, de no dejar la entidad rojiblanca, se debe a que no está dispuesto a quedarse sin cobrar la ficha de la temporada. "Ya he perdido dinero muchas veces y no quiero volver a salir perdiendo. Tengo un contrato. Si me voy, no cobro nada", insistió varias veces el veterano técnico, de 64 años. También, subrayó, se queda por la actitud de Gil Marín, que "ha actuado como director general, no como hijo de Gil". "Éste es un club muy peculiar. El dueño es el presidente y el hijo del presidente es el director general", describió como si recitara un trabalenguas.

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Luis dejará el Atlético en junio

Lo cierto es que Luis ya ha cobrado en adelantos su ficha anual, aunque le resta por liquidar la prima por el ascenso del curso pasado. En total, según Gil, se adeuda a la plantilla y al prepararador 2,4 millones de euros. Un dinero, el suyo, que Luis no quiere perder. "Ya sabía que el tema del contrato sería difícil de negociar", dijo cabeceando. Luis, eso sí, dejó claro que el compromiso que le ligaba al club por esta campaña y la siguiente expira ahora el próximo 30 de junio. "Después, tanto la entidad como yo tendremos libertad de hacer lo que queramos".

"Recados"

Luis estalló el miércoles y estuvo repitiendo hasta las cuatro de la madrugada, tras la victoria copera sobre el Xerez (0-1), que presentaría su dimisión al día siguiente: "Me la han jugado". Ayer reveló: "Tenía la sensación de que querían provocarme para que me fuera". Sospechaba que le mandaban "recados", a través de la prensa especialmente, tras las declaraciones de Gil del domingo anterior despreciando públicamente a Santi, Otero y Carreras. "Si el presidente dice que hay jugadores que no valen y yo los pongo en el once, me está atacando directamente a mí", razonó Luis. También le habían llegado rumores de que se estaba negociando con otros técnicos. La charla que mantuvo con Bernd Schuster, el del Xerez y pupilo suyo en su momento, en las horas previas al partido de la Copa no contribuyó a tranquilizarle. "Se dice que se desea que yo salga del club y por eso me reúno con Gil. Para que me lo diga", resumió Luis.

Pero quien realmente se lo dijo, quien le convenció de que se valora su trabajo, fue Gil Marín. El consejero delegado se reunió en la mañana del jueves con Luis y Futre y les convenció de que "lo mejor para el club" es que ambos permanezcan en sus cargos. Después, organizó una comida en el chalé de Gil para que los tres se pusieran de acuerdo. "Hablamos y nos dijimos los errores que habíamos cometido todos", explicó ayer Luis. La cita fue definida por uno de los presentes como "violenta". En ella, Luis y Futre exigieron a Gil que pidiese perdón a los tres futbolistas afectados por su verborrea, que pagase a todos lo adeudado -las últimas mensualidades y la prima extraordinaria por el ascenso- y que se les asegurase que no se ha negociado con otro entrenador a espaldas del actual.

Respecto a la primera de esas condiciones, Luis recordó que "el presidente ya se ha disculpado con los jugadores", aunque adelantó: "Mañana [hoy] se reunirá con toda la plantilla para explicarles lo que ha sucedido". El preparador también afirmó que él ya ha hablado con los futbolistas "porque es un asunto del que tienen que estar enterados". Sin embargo, la sesión preparatoria de ayer la dirigió su segundo, Roberto Simón Marina.

Luis remarcó que su decisión de continuar es sólo hasta el 30 de junio: "Hemos quedado en que después yo haré lo que me parezca". Vinculado al club por esta temporada y otra más, quiere cobrar todo lo de la presente: "Luis tiene contrato en vigor con el Atlético y, si se va, no cobra", dijo Luis recordando al viejo Luis en la manía de hablar de sí mismo en tercera persona.

A su vez, Futre adujo las mismas razones económicas, algo que ya ha hecho en más ocasiones, y la sacrosanta "lealtad a la entidad". Una lealtad a la que apeló Gil Marín, que ejerció en esta ocasión de bombero. Ya lo había predicho Futre el martes, tras el ataque de Gil a Santi, Otero y Carreras: "A ver qué dice Miguel Ángel". Por el momento, su decisión ha sido la de apaciguar los ánimos y congelar la crisis.

Luis Aragonés, durante su rueda de prensa de ayer.
Luis Aragonés, durante su rueda de prensa de ayer.EFE

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