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Reportaje:DÍAS DE OCIO

Dos focos culturales, pared con pared

El nuevo centro La Casa Encendida y los 'okupas' de El Laboratorio multiplican las propuestas en la misma manzana de Lavapiés

El Centro Social Okupado Autogestionado El Laboratorio, que abrió sus puertas en la calle Embajadores hace cinco años, ha conocido tres sedes y se encuentra ahora en el extremo sur de la calle del Amparo, donde termina el barrio de Lavapiés. A su lado, pared con pared, la Obra Social de Caja Madrid acaba de inaugurar un nuevo Centro Social y Cultural, La Casa Encendida, destinado en gran medida a ser el buque insignia de la entidad.

La Casa Encendida cuenta con más de 6.000 metros de instalaciones, entre las que destacan la biblioteca, la mediateca, cinco salas de exposiciones, un auditorio y una sala de proyecciones. Además, se han habilitado un taller radio, otro de arte y un estudio de fotografía y video. En estos espacios confluyen proyectos culturales, sociales y medioambientales que procuran en cada caso reunir a la vez estos tres componentes.

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En El Laboratorio ensayan habitualmente 11 grupos de teatro y danza además de tres o cuatro grupos musicales, con predominio del flamenco y las músicas de fusión. El edificio, una antigua imprenta y editorial que clausuró sus más de 4.000 metros cuadrados en 1978, ha albergado en los últimos meses docenas de conferencias, conciertos y proyecciones cinematográficas que han contado en muchos casos con centenares de asistentes. El centro dispone también de un laboratorio fotográfico, de una cafetería y de un área telemática con acceso gratuito a Internet.

Nunca el barrio de Lavapiés había conocido tanta oferta cultural. Menos aún en una sola manzana. Son infraestructuras a las que hay que añadir las estrenadas recientemente en el cercano Casino de la Reina.

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A pesar de esta inédita abundancia, ni los responsables de La Casa Encendida ni los integrantes de la asamblea que administra El Laboratorio creen que exista un exceso de oferta. Carlos Alberdi, coordinador del área cultural de La Casa Encendida, ya ha comprobado que "hay mucha gente con iniciativas muy interesantes y a la vez pocos espacios para darles salida. Harían falta más centros".

Los okupas no recibieron la inauguración de la nueva sede de la Obra Social de Caja Madrid con una sonrisa, sino con una pancarta. Protestaban contra lo que les parecía un ejemplo perfecto de "despotismo ilustrado": toda la cultura para el pueblo... pero sin el pueblo. Nano, uno de los miembros de la asamblea que administra El Laboratorio afirma: "Lo que necesita el barrio es un centro donde los vecinos intervengan en la gestión. Por supuesto es mejor que haya algo como La Casa Encendida a que no haya nada, pero no es un centro que tenga canales para participar en su administración, sino que está gestionado por profesionales, lo cual no es criticable éticamente pero tiene limitaciones claras".

Carlos Alberdi, coordinador del área cultural de La Casa Encendida, recuerda que este centro recién abierto necesita "un año o año y medio para ponerlo a velocidad de crucero. Todavía no se le está sacando todo el rendimiento y tenemos la suerte de contar con un gran patrón, lo que permite llevar adelante proyectos muy interesantes pero costosos".

Lo que La Casa Encendida pueda llegar a ser, dice, depende en gran medida de las propuestas externas. "Nosotros no queremos ni podemos idearlo todo. Recibimos muchos proyectos de comisarios y colectivos que vemos interesantes y creativos". Pero, ¿cómo se gestionan estas propuestas? Alberdi explica que "hay un trabajo de decantación de líneas fundamentales a través de las reuniones con José Guirao, el director del centro, y con la dirección de la Obra Social de Caja Madrid". ¿Cómo funciona la gestión en El Laboratorio? Cualquier vecino puede formar parte de la asamblea, allí se presentan los proyectos y se discuten, no hay jerarquías y se procura decidir por consenso, por mutuo convencimiento, sin necesidad de llegar a votar ni abrir trincheras.

Algunas personas y colectivos que han colaborado con el centro de los okupas ya han participado también de forma puntual en varios proyectos de La Casa Encendida, pero todavía queda ver si esta colaboración se extiende y se profundiza en ambas direcciones. Mientras, en El Laboratorio ensayan y presentan sus obras compañías teatrales premiadas en el Festival de El Cairo y, por otro lado, los okupas esperan entre la paciencia y la ansiedad un nuevo desalojo. En Berlín, el Ayuntamiento ha conseguido convertir el fenómeno de la okupación en el enésimo atractivo cultural de la ciudad.

El Laboratorio a buen seguro será desalojado, dejará de ser el vecino rebelde de La Casa Encendida. Pero con igual seguridad puede decirse que volverá a haber otra okupación, porque como dice su lema "El Laboratorio se queda en Lavapiés".

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