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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

'Don Giovanni' en el Liceo

Considero válida la opción de renovar el mundo de la ópera a través de las puestas en escena que modernizan los argumentos de las obras, pero esa modernización no debe ser tomada como excusa por parte del director de escena para traicionar el espíritu de la obra. Esto es lo que hace, a mi entender, Calixto Bieito en su versión del Don Giovanni de Mozart, que el Liceo, coproductor de este montaje, presenta hasta el 15 de enero. A diferencia de su Un ballo in maschera, presentado también por el Liceo hace dos temporadas, en este Don Giovanni Bieito nos muestra un mundo donde triunfan la violencia y el sexo por encima de cualquier valor de los que caracterizan de forma positiva la condición humana.

Es obvio que el mundo que nos rodea es un mundo contaminado por la violencia. Una violencia real que nos azota de forma cotidiana y que la televisión y el cine se encargan de magnificar a través de la ficción, degradando los valores de una cultura. Una degradación a la que Bieito y por añadidura el Liceo al presentarlo se han sumado con este Don Giovanni en el que el director de escena no deja ni el más mínimo resquicio a la esperanza. La violencia genera más violencia y el realismo con que es presentada en esta versión, por mucho que se trate de un espectáculo, resulta ofensiva para los que creemos que no todo está perdido, que en este mundo en el que algunos quieren extender la oscuridad a todos los rincones, incluido en el mismo arte, tiene que existir todavía un rayo de luz, un pensamiento positivo, que nos permita a muchos seguir luchando sin perder la ilusión para dejar a los más pequeños que van llegando a las casas un mundo donde existan las luces aunque persistan las oscuridades, y un teatro de ópera que llegue a ser dentro de 100 años uno de los primeros teatros de ópera del mundo, y donde los reality show operísticos encuentren un lugar más adecuado.

Para terminar, quiero dejar constancia de mi enhorabuena a los jóvenes músicos de la Orquesta de la Academia del Liceo, al coro, el director musical de esta ópera, Bertrand de Billy, y a los cantantes solistas por la calidad de su interpretación.

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