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Puigneró anuncia el cierre de la planta de Prats y el despido de 221 personas

Los trabajadores piden la implicación del Gobierno catalán

Hilados y Tejidos Puigneró anunció ayer el cierre de la planta de Prats de Lluçanès (Osona), que cuenta con 281 trabajadores, 221 de los cuales perderán su empleo. Los sindicatos reclaman una salida digna para los trabajadores y una mayor implicación de la Generalitat para garantizar la supervivencia de la empresa, en suspensión de pagos desde noviembre del 2000, así como la reindustrialización de la zona afectada.

El futuro de la fábrica de Prats de Lluçanès pendía de un hilo desde la presentación de la suspensión de pagos por unas deudas de 156,2 millones de euros. Puigneró negoció con una empresa alemana y otra italiana la venta de esta fábrica con la condición de que se mantuvieran la actividad y la plantilla, pero el fracaso de ambas operaciones llevó ayer a la compañía a confirmar el segundo cierre, después que Puigneró cerrara el pasado mayo el centro de Roda de Ter.

La planta de Prats concentra los procesos menos rentables de hilatura y tejeduría, y da trabajo a 281 personas, de las que 221 serán despedidas. La empresa recolocará a los otros 60 trabajadores en la fábrica de Sant Bartomeu del Grau. El director general de Puigneró, Pere Puntí, atribuyó ayer el cierre de la planta a "la difícil situación del mercado", que obliga a la compañía a ser "más competente" y centrarse en "los únicos procesos rentables, especialmente los acabados".

Con el cierre de Prats, la textil quedará reducida a un único centro, en Sant Bartomeu, que en el futuro también deberá adaptarse a las necesidades del mercado. Puntí habló ayer de crear una empresa con 450 trabajadores de los actuales 525. El futuro de Sant Bartomeu depende en gran parte de la entrada de socios tecnológicos y capitales. Puigneró ya ha firmado un protocolo con la firma china Shandong Bhinzou Printing & Dyeing, que tomará el 15% del capital de Puigneró y más adelante creará una empresa mixta en China al 50% para desarrollar los mercados europeo y norteamericano. La aplicación de este acuerdo está pendiente del levantamiento de la suspensión de pagos. La empresa presentó la documentación el pasado 14 de noviembre, pero los tribunales no se han pronunciado.

Salarios atrasados

Los sindicatos CC OO y UGT aseguraron ayer que no aceptarán el cierre si no se pactan condiciones dignas para los trabajadores y que no firmarán ningún acuerdo si no reciben el pago de las indemnizaciones y los salarios atrasados. También pidieron garantías de la viabilidad de Puigneró después de este cierre, que Puntí reconoció no poder ofrecer.

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CC OO y UGT denuncian que los trabajadores han cargado hasta ahora con la lenta agonía de Puigneró. En dos años, unas 1.000 personas han perdido su empleo y el resto de los trabajadores ha tenido que aceptar un expediente de regulación de empleo (ERE) temporal y rotativo, en vigor desde el mes de junio. A ello se suman los continuos atrasos en los pagos de las nóminas por la falta de liquidez de la empresa. Este mes han cobrado el salario de octubre y la empresa se ha comprometido, sin fijar fecha, a pagar el de noviembre. Quedan pendientes también los complementos salariales prometidos en la firma del ERE temporal.

Los sindicatos denunciaron también la apatía de la Generalitat en el asunto y aseguraron que tanto el Departamento de Industria como el Gobierno central tienen parte de culpa de que la "empresa llegara a tal nivel de deuda ya que tenían competencias para intervenir antes y evitar que la situación fuese tan dramática". CC OO y UGT creen que, una vez presentada la suspensión de pagos, la Generalitat se ha comportado irresponsablemente al no implicarse más en garantizar el cumplimiento del plan de viabilidad de la empresa y le exigen que actúe de mediadora entre Puigneró y posibles inversores para salvar lo que queda de la compañía.

Los trabajadores, que se manifestarán en Vic este sábado, también reclaman al Gobierno catalán un plan de reindustrialización del Lluçanès, una zona que presenta grandes déficit de infraestructuras y servicios y una economía poco diversificada. La tasa de paro de esta comarca se situará en el 8,5% con el cierre de Puigneró.

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