Un bebé con 26 dobles protagoniza la comedia francesa 'Mala leche'

Un bebé metido a actor comienza a llorar cuando se está rodando una escena de la película Mala leche. Tranquilidad: un regidor le canta una nana para que se calme. Anécdotas como ésta se repiten en un rodaje de locos en el que los pañales y los juguetes comparten espacio con las cámaras y los focos. Todo porque el protagonista del filme, dirigido por el francés Patrick Alessandrin, es Junior, un niño que termina la película teniendo un año y al que dan vida 27 niños, pues hay que rodar los diferentes meses del pequeño y de cada edad hay varios extras. Además, seis bebés desempeñan el papel de "angelitos", aunque quien aparece más tiempo es Jorge Gago, un niño de un año.

Mala leche arranca cuando a Simon (Michel Muller) le atropella y mata la persona que más odia, el arquitecto Porel (Thierry L'Hermitte). Para vengarse, Simon se reencarna en el hijo de Porel, Junior. La vida del arquitecto se vuelve entonces una pesadilla pues su bebé está dispuesto a suicidarse a cada momento.

Leonor Watling interpreta a la novia del fallecido. "Carmen es una mala persona aunque sin intención. Una Amelie pero perdedora y con mala leche", comparó la actriz esta semana en la rueda de prensa que tuvo lugar en el plató en el que ruedan cerca de Madrid. Watling tuvo un profesor para estudiar el guión ya que no habla francés. Ni uno de los protagonistas, malos y egoístas, pisará el cielo. "Es una comedia sobre una familia basura", lo resumía el director sentado en la supuesta terraza con vistas a la Torre Eiffel de la casa de Porel. En el estudio han construido una lujosa vivienda, de 650 metros cuadrados, con una decoración minimalista, escaleras de cristal y acuarios.

La coproducción hispanofrancesa, con un presupuesto de 11,1 millones de euros, se está rondando durante 14 semanas en París y Madrid. Se prevé una larga posproducción de casi un año porque hay que retocar con efectos especiales la actuación del bebé, que interpreta con marionetistas a su lado, arneses en la ropa para moverle y micrófonos en los juguetes. Incluso un buzo le sujeta cuando pretende ahogarse en la bañera.

La selección del niño ha sido una auténtica peregrinación. Anuncios en la prensa, apariciones en televisión, un equipo parando carritos en la calle... Todo era poco para conseguir decenas de bebés que se parecieran. En abril abrieron una guardería para familiarizar a los pequeños -27 hacen de Junior, 6 de angelitos y 16 se quedaron fuera- con las cámaras y enseñarles los gestos que deberían repetir en la película. El elegido para ser Junior la mayor parte del filme, Jorge Gago, viajó a París con otro niño rubio para la última selección. Desde entonces Jorge, con una pedagoga, ha ido aprendiendo a soportar con paciencia las intensas jornadas. En unas salas anexas al plató hay montada una guardería donde un séquito de cuidadoras, el baby team, se ocupan de los bebés.

"Yo tengo tres hijos y me gusta ver cómo actúan", explica el director, que encuentra "sumamente original" contar una historia desde el punto de vista de un bebé del que no sabes qué le está pasando por la cabeza. "Las secuencias debe ser minuciosamente preparadas. A un bebé no se le puede pedir que haga una cosa sino que hay que llevarlo de forma natural hasta conseguir que lo haga", añade. Por ejemplo intentaron enseñar a Jorge a gatear y no hubo forma, así que hay un bebé que le dobla. Las productoras Mate y Vértigo planean estrenar la cinta para las navidades de 2003.