Isabelle Huppert da vida a una depresiva creada por Sarah Kane
La obra '4.48 Psychose' se presenta en Girona
Cuando el personaje torturado y complejo que interpreta en la película La pianista continúa todavía candente en la retina de los espectadores, la actriz Isabelle Huppert encamina hacia los escenarios teatrales su particular senda de dolor. En 4.48 Psychose, la obra póstuma de la polémica dramaturga inglesa Sarah Kane, Huppert se mete en la piel de un ser igualmente atormentado. La producción del prestigioso Théâtre de les Bouffes du Nord se representó ayer por primera vez fuera de los escenarios franceses, en el Teatre de Salt (Girona), y tendrá esta noche una segunda representación.
La pieza de la joven dramaturga inglesa, que se suicidó en 1999 a los 28 años, introduce a Huppert en una depresión psicótica que derrumba las barreras entre la realidad y la imaginación. Con una estructura aparentemente esquizofrénica, la polémica dramaturga -que con algunas de sus obras consiguió alzar voces reclamando la reinstauración de la censura en Gran Bretaña- intentó que su propuesta subversiva alcanzara tanto al contenido como a la forma de la obra. Huppert sustenta todo el peso de la representación, a pesar de permanecer prácticamente inmóvil en escena. Su fuerza emana de la dicción del texto, de sus leves gestos y miradas. Su largo monólogo sólo se ve interrumpido por un médico -Gérard Watkins-, que le lanza algunas preguntas que tal vez emanan de su propia conciencia. El prestigioso director Claude Régy, introductor en Francia de grandes dramaturgos británicos, explicaba ayer los motivos que hacen de Sarah Kane una autora innovadora: "Experimenta con la fuerza dramática del lenguaje". Régy está totalmente convencido de dirigir una obra "violentamente subversiva", puesto que derriba las fronteras entre los elementos oficialmente establecidos como contrarios. "Kane deseaba romper en pedazos las fronteras entre lo masculino y lo femenino, la violencia y la no violencia, la vida y la muerte".
Huppert no acusa la dureza de la obra ni el esfuerzo que reclaman las dos horas de máxima concentración en la escena. "Podría durar cinco horas", dijo ayer, sin asomo de suficiencia, y resaltó que "en el monólogo hay música, y en los silencios no hay aburrimiento". La actriz reconoció que se implicó en el montaje porque la obra la dejó "asombrada", pero advirtió de que le resulta mucho más difícil meterse en una obra "clásica". La actriz, siempre a contracorriente, se siente cómoda en "el mundo explosivo" de Kane. A pesar de tratarse de un texto torturado y nada complaciente, Isabelle Huppert asegura que ha conseguido hallar en él una suerte de dulzura, quizá de inocencia. En el fondo, asegura la actriz, "no es tan reivindicativo ni agresivo como se piensa".
"No hay una voluntad escandalosa; simplemente, se muestra el mundo tal como es. Pero resulta que el mundo es escandaloso", reflexionaba ayer Régy. El director entiende que la obra no debe verse simplemente como la carta desesperada de una suicida desequilibrada. El texto de Sarah Kane va mucho más allá, porque "la sociedad contemporánea es una sociedad suicida". Régy mantiene que "sólo hay que analizar el comportamiento de los jefes de Estado para darse cuenta de que están enfermos".
La pareja de "genios" -así se calificaron mutuamente el uno al otro en la rueda de prensa-, compuesta por Isabelle Huppert y Claude Régy, es poco dada a los fastos mediáticos. A la organización del Festival Temporada Alta le costó mucho trabajo que Huppert aceptara fotógrafos en la rueda de prensa, pero Régy no levantó su prohibición de filmar los cinco minutos que se conceden a las televisiones al inicio de la representación. El equipo del Théâtre de les Bouffes du Nord seguirá representando la obra hasta el mes de abril.
Babelia
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