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Crítica:LIBROS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Política cultural y beneficios empresariales

Un equipo de investigadores, coordinado por Enrique Bustamante, catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad Complutense de Madrid, ha empleado dos años en plasmar esta ambiciosa obra que no es, ni más ni menos, que una radiografía empírica de las industrias culturales en España, de sus mayores transformaciones durante las últimas décadas y de sus avances con vistas a la era digital. El estudio abarca todos los sectores de este segmento industrial: desde la edición de libros a la industria discográfica, pasando por el cine, la prensa escrita, la radio, la televisión y el mundo de los videojuegos. Y ello sin olvidar las recién inauguradas políticas culturales territoriales o las ya más tradicionales a nivel nacional. Los autores parten de unos objetivos para cada uno de estos subsectores, mostrando sus fortalezas y debilidades, así como sus amenazas y aportunidades, especialmente con la vista puesta en ese nuevo mundo, el digital, que obliga a todos a efectuar una transición que puede ser peligrosa dada la precariedad de las posiciones de partida.

Comunicación y cultura en la era digital. Industrias, mercados y diversidad en España

Varios autores. Coordinador: Enrique Bustamante Editorial Gedisa ISBN 84-7432-985-X

La obra demuestra que las industrias culturales han mejorado en la última década, especialmente en la talla de los mercados y respecto a su capacidad creativa y de atractivo de los repertorios nacionales. Y que comienzan a darse las condiciones necesarias para fundamentar una industria cultural fuerte y sólida para el futuro. Pero su examen revela, asimismo, empeoramientos importantes en lo que se refiere a su capacidad de diversidad, tanto en la estructura de los mercados, con el debilitamiento de las pymes culturales, con el deterioro del servicio y, en general, del espacio público.

Y es que, se afirma, las políticas de cultura y comunicación no han sido nunca ajenas a estas situaciones, pese al presumido decaimiento de la soberanía nacional y las retiradas del Estado. Así, en el plano analógico, se afirma que las políticas examinadas en España pueden sintetizarse como un edificio débil e incoherente de origen, cuarteado por los prejuicios ideológicos neoliberales, incapaz de remedar los peores efectos de unas derivaciones de mercado que sólo atienden a beneficios inmediatos y resultan ciegas a sus consecuencias, incluso económicas, a medio plazo.

Además, el balance de las políticas públicas que merezcan denominarse culturales en el ámbito digital es mucho más breve, no sólo por el tiempo reciente de su implantación, sino especialmente por sus clamorosas ausencias. Su síntesis puede expresarse como una serie de lagunas conectadas que, partiendo del hipnotismo por las redes y las infraestructuras de telecomunicaciones y su dinamismo mercantil, ha ocasionado un notable estancamiento de muchas de las nuevas redes, como el cable o la televisión digital terrestre, y ha permitido un serio subdesarrollo de los contenidos y servicios culturales digitales españoles que nos sitúa en difícil posición para la transición a la sociedad de la información.

La obra, pues, incide en la incoherencia y miopía de las políticas públicas, incapaces de remediar los peores efectos del mercado y de conciliar cultura y pluralismo con beneficios. Y aboga por una política cultural y comunicativa integrada, ausente en el pasado pero vital para el futuro, con propuestas concertas para cada sector.

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