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DÉCIMO CONGRESO DEL PARTIDO POPULAR DE CATALUÑA

El congreso premia la disciplina del ex líder regional

El congreso del PP despidió ayer a Alberto Fernández Díaz como presidente regional. Llegó hace seis años en una operación que se improvisó tras el fracaso electoral de Josep Maria Trias de Bes, cuando José María Aznar acabó con el mandato de Aleix Vidal-Quadras para complacer a Jordi Pujol, y se marchó ayer, discretamente, sin hacer ruido, cuando Aznar se lo ha ordenado. Emocionado, Fernández Díaz aseguró que seguirá trabajando para el PP 'con la misma ilusión de siempre' porque lo único imprescindible, dijo, 'es el partido y su proyecto'.

El secretario general del PP catalán, Rafael Luna; el del partido, Javier Arenas, y el nuevo presidente, Josep Piqué, elogiaron la gestión de Fernández Díaz y coincidieron en felicitarlo por haber pacificado el partido y haberle dado cohesión. Todos pasaron de puntillas, no obstante, sobre las cifras electorales: durante su mandato, el PP catalán perdió 80.000 votos en las elecciones municipales y cinco diputados en las autonómicas -pasó de 17 a 12-, aunque consiguió los mejores resultados de su historia en las generales, precisamente con Josep Piqué como cabeza de lista por Barcelona.

Orgulloso de su gestión

En su largo discurso de despedida, Alberto Fernández se mostró 'orgulloso' de su gestión y dijo que deja el partido en la parrilla de salida para que se convierta, al fin, en una alternativa de gobierno en Cataluña. El hasta ayer líder del PP catalán, que ahora afronta una nueva etapa como alcaldable en Barcelona, repitió punto por punto los principales argumentos que ha utilizado en su etapa como jefe de filas del partido: defensa del bilingüismo, de la política del Gobierno del PP y duros ataques contra Convergència i Unió (CiU) y contra su comprensión del nacionalismo vasco.

Su intervención fue seguida en silencio por los compromisarios, que le despidieron con una larga ovación de cortesía: premiaron su entrega al partido y su disciplina al acatar su salida de la presidencia sin provocar el menor problema. El nuevo equipo organizativo ya tenía en el guión ofrecerle una cálida despedida y, coincidiendo con los aplausos, puso en megafonía una versión lenta del himno del PP para dar solemnidad al momento y los principales dirigentes de la ejecutiva saliente abrazaron al dirigente.

Fernández Díaz se despidió 'con la conciencia tranquila'. 'Hemos hecho lo que teníamos que hacer y como un compañero más voy a seguir con todos vosotros', afirmó, antes de subrayar que mantiene intacto su 'compromiso personal'. Con la voz entrecortada, el dirigente conservador evocó los seis intensos años que deja atrás -'he visto nacer un hijo y morir un hermano', recordó- y concluyó con una nueva muestra de fidelidad: 'Para mí ha sido un honor'.

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