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Apuntes

Los especialistas asocian el fracaso escolar con la deficiente formación del profesorado

Las universidades lamentan la nueva demora en la reforma del curso de cualificación docente

Cada año crece la matrícula para el CAP (Curso de Aptitud Pedagógica) en las universidades valencianas. Este curso se han preinscrito 6.825 titulados que aspiran a dedicarse a la docencia una vez aprobadas las oposiciones a Secundaria. El proceso es igual desde que en 1970 se aprobó la Ley General de Educación: Una vez obtenido el título universitario, a través de un curso de 300 horas y unos seis meses, el CAP capacita para ejercer como profesores. 'Un maestro para ser maestro necesita tres años. Un médico para ejercer, después de 6 años de estudios, debe realizar el MIR (Médico Interno Residente). Sin embargo, un químico para ser profesor de química, es decir para dedicarse a otra profesión, le basta con el CAP', analiza Óscar Barberá, ex vicerrector de Estudios de la Universidad de Valencia, quien llega a definir éste como uno de los 'más graves problemas de la educación en España'.

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Sin límite de admisión, todos coinciden en que este sistema es, además, un coladero, puesto que aprueban en torno al 98% de los matriculados. La entrada en vigor de su sustituto, el CCP (Curso de Cualificación Pedagógica), ha sido demorada ya en tres ocasiones, la última el pasado 2 de agosto. El CCP está regulado en la LOGSE y ha quedado prorrogado de nuevo hasta el curso 2004-2005 por un reciente real decreto. '¿Ha oído hablar del cuento de La lechera?', pregunta Barberá, 'pues esto es igual'. Tanto él como los profesores coordinadores del CAP consultados consideran que es un método denostado. 'Los docentes tienen que saber de didáctica y el CAP es insuficiente. No siempre los buenos expedientes suponen buenos comunicadores', argumenta María Isabel Vera, coordinadora del CAP en la Universidad de Alicante.

Dado el escaso prestigio del CAP, la pregunta es ¿por qué continúa en vigor? 'Falta material humano y mucho dinero', explica Barberá. El CCP fijaría la formación en un año y exigiría una reestructuración total. 'Lo que pasa es que el Gobierno no pone los recursos y las comunidades, que tienen que legislar, no lo hacen', agrega. Sólo algunas como Cataluña, Madrid y Canarias han desarrollado el CCP, que convive con su antecesor. Otro cambio sustancial es que que el CCP limitaría las plazas, por lo que muchos titulados universitarios no podrían presentarse a las oposiciónes. Algo 'fastidioso políticamente' pues algunos estudiantes podrían sentirse agraviados. 'He llegado a oír de un responsable político muy importante, que lo que hace falta para ser un buen profesor es una oposición muy dura y eso es difícilmente defendible'.

Al no haber unas directrices comunes del Ministerio de Educación, cada comunidad marca sus reglas. Y las exigencias de cada universidad las conocen al dedillo los estudiantes, capaces de 'emigrar' en busca de diseños más reducidos. Los canarios por ejemplo, son capaces de 'fletar' aviones para hacer el CAP en la península y evitar el CCP.

Pero tampoco todos los CAP españoles son iguales. Los hay que son verdaderos cursos a distancia, ideales para cruzar el puente a la oposición aceleradamente y en otras comunidades, como Castilla- La Mancha se obtiene simplemente pagando el certificado, denuncia Dino Salinas, director del Servicio de Formación Permanente de la Universidad de Valencia. El CAP está estructurado en dos ciclos: uno teórico práctico, con un módulo general, y específico, por titulaciones, y un prácticum, en centros de secundaria. Las universidades asumen la parte teórica y remite la lista de institutos y estudiantes a la Consejería de Educación, que se encarga de asignar las prácticas y hacer su seguimiento. La universidad sólo es intermediaria.

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El año pasado se matricularon en la Universidad de Valencia 3.143 titulados y 2.290 en las restantes universidades. 'La experiencia indica que a un profesor de instituto le pueden tocar una media de cinco alumnos de CAP en una semana. Está diseñado para que la mitad del curso se solvente con visitas, pero nos negamos a exigir a los profesores de instituto trabajos adicionales', comenta Dino Salinas. La universidad recibe el informe favorable del tutor y se encarga de controlar la parte teórica, que también considera limitada: 'La mayoría de estudiantes desconocen cómo está estructurado el sistema educativo o cómo se planifica una programación'. Esta unidad ofrece cursos para asesorar a docentes de secundaria. 'Vuelven a la universidad y cada clase es un verdadero curso de lamentos', dice Joan Cantarero, coordinador del CAP. Una situación que ha empeorado 'porque ahora ya no están los elegidos del bachillerato; en la ESO están todos y hay momentos en que los profesores ya no saben por dónde tirar'.

El nuevo CCP integraría los planes de estudios dentro de la universidad y habría calificaciones, con las consiguientes implicaciones de cara una oposición. 'Además, el precio, como mínimo se tendría que multiplicar por tres', adelanta Salinas. Ahora, las 300 horas cuestan 150,25 euros (25.000 pesetas). La hora no sale ni a un euro. Todo el borrador del nuevo decreto habla de la necesidad de excelencia para el acceso a la docencia y esto obligaría a limitar el número de plazas ofertadas, como la mayoría de las carreras universitarias. 'Igual que no todo el que quiere entrar en Medicina puede, porque no son infinitos los recursos, tampoco todo el mundo podría preparse como docente, si no hay recursos suficientes', coinciden distintos especialistas, que incluso relacionan el fracaso educativo con la 'pésima manera de formar a los profesores'. Xavier Gómez, profesor del CAP durante años, considera que 'desde todos los niveles administrativos y políticos se ha demostrado un desinterés total. Ahora el curso es sólo un formalismo, que suele quedar en 60 horas'. Para paliar estas carencias, algunas universidades ofertan asignaturas de libre elección.

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