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Reportaje:

Sexo y sentido común en los animales

Los etólogos avanzan hacia la explicación del comportamiento de las especies

En el recién celebrado IX Congreso Nacional y VI Iberoamericano de Etología, en Madrid, los expertos han puesto en común sus últimos conocimientos sobre la función de las heces en la comunicación olfativa del gato montés, el comportamiento de la urraca ante los huevos ajenos o el color del plumaje y el estatus en el verderón común.

Las pájaras quieren lo mejor de los dos mundos: un padre que las ayude a cuidar a su descendencia, pero también que sus hijos sean los más guapos. Y por eso son monógamas, pero, de media, un 20% de los huevos que hay en un nido no son del compañero de la pájara, sino de otro. Tal y como explica Juan Carranza, catedrático de Zoología en la Universidad de Extremadura, 'las aves buscan las mejores características genéticas para su descendencia, que el padre sea fuerte, guapo y sano, pero esos machos no suelen cooperar para cuidar a los hijos. Con este comportamiento consiguen tener un buen padre para sus hijos, y al mismo tiempo, hijos guapetones procedentes de algún otro macho más vistoso que su pareja'.

Para las hormigas resulta más rentable ayudar a criar hermanas que criar sus hijas

Y es que en el mundo de los animales el sexo ocupa un lugar importante. Aunque Freud no haya hablado de las pulsiones entre los ciervos y los pingüinos, cómo y con quién tener la descendencia es la cuestión central en el comportamiento de los animales. 'Sin duda, el principal problema en la biología evolutiva es el sexo', señala Carranza. 'Por qué hay dos y no tres o uno, y qué estrategias son más útiles para dejar descendencia y pasar los genes a la siguiente generación'. Mediante la aplicación de fórmulas matemáticas, Carranza logra explicar cómo, en definitiva, se trata sencillamente de sacar el mejor rendimiento posible a las inversiones que se hacen, sean de tiempo o de esfuerzo.

Porque, por encima de todo, tal y como señala Manuel Soler, catedrático de Biología Animal en la Universidad de Granada y presidente de la Sociedad Española de Etología, 'el comportamiento de los animales es siempre lógico, porque es la consecuencia de una estrategia evolutiva. Por eso la primera condición para un etólogo es aplicar el sentido común'. El sentido común y el método científico, que fue lo que les llevó a analizar el ADN de los huevos de los nidos de aves que, aparentemente, eran monógamos y fieles a su pareja. Se descubrió que, en algunas especies, hasta en el 90% de los nidos alguno de los pollos no era hijo del macho de la pareja y que, por término medio, casi el 20% de los pollos no son hijos de los padres que los cuidan. Según los estudios citados por Jarred Diamond en El tercer chimpancé, entre los humanos los datos 'apuntan a que entre un 5% y un 30% de los niños nacidos en Estados Unidos y Gran Bretaña son fruto del adulterio'. Para otras regiones no hay trabajos equivalentes.

'La etología', dice Soler, 'es una ciencia joven pero muy pujante'. De hecho empezó a considerarse una disciplina seria por los que no la trabajaban en 1973, cuando Karl Ritter von Frisch, Konrad Lorenz y Nikolaas Tinbergen recibieron el premio Nobel de Medicina 'por sus descubrimientos referentes a la organización y dilucidación de los patrones individuales y sociales del comportamiento', tal y como anunció el Instituto Karolinska aquel año. Von Frisch había estudiado el idioma de las abejas, Lorenz el comportamiento de las aves y Tinbergen la organización del comportamiento instintivo en distintas aves.

Para Soler, si se aplica la lógica, no resulta muy difícil entender los comportamientos animales. 'Una de las cosas más difíciles', señala, 'es explicar la existencia de insectos sociales, como las abejas, las termitas o las hormigas. ¿Cómo se mantienen si sólo una de ellas deja descendencia, que es cuidada por las demás y no por ella misma? La respuesta, siguiendo a Hamilton, uno de los etólogos más importantes que ha habido, la encontramos en los genes: las hormigas y otros insectos son seres haplodiploides, lo que significa que tienen más genes en común con sus hermanas, las otras hijas de la reina, que los que tendrían con sus propias hijas. Si esto es así, se puede concluir que, desde el punto de vista evolutivo, sería más rentable ayudar a criar hermanas que criar hijas. Sin embargo, para otros expertos hay otras explicaciones'.

En todo caso, la base de la etología es la teoría evolutiva. Los etólogos son, por principio, fieles darwinistas convencidos de que 'la evolución ayuda a entender el comportamiento, y el comportamiento ayuda a entender la evolución'. El extraño comportamiento del cuco y de otras aves, que ponen sus huevos en nidos ajenos para que sean criados por otras aves, también se explica con el sentido común. Precisamente el cuco y otra ave, llamada críalo 'no se sabe si por dejar los huevos en nidos ajenos o por el sonido que hace', dice Soler, son su campo de trabajo habitual.

Juan Moreno, profesor de investigación del CSIC y experto en biología reproductiva de aves, ha sido el presidente del comité organizador de este congreso: 'El nivel, como lo certifican los colegas que han venido de Estados Unidos o de otros países, es equivalente al de cualquier otro congreso internacional de etología. Es un hecho que los trabajos de los españoles cada vez tienen más peso y se publican en revistas más importantes', explica Moreno, que ha trabajado con pingüinos en la Antártida y en la Patagonia argentina, ha hecho aportaciones relevantes, como determinar el gasto energético que les supone a los pingüinos de la especie antártica la cría de sus polluelos y cómo resuelven sus necesidades.

Uno de los participantes, el investigador argentino Claudio Campagna, hace una lectura política de la etología y de sus consecuencias: 'La etología nos permite acercarnos al ser humano en sus aspectos evolutivos, lo que tiene que ser útil para otras disciplinas'. Aunque su especialidad es el comportamiento social de los elefantes marinos, está convencido de que la etología puede aportar conceptos importantes al momento que vive la humanidad. 'Si dejamos la conservación de la naturaleza sólo en manos de biólogos, estamos perdidos, porque la conservación es una escala de valores, es un problema ético. No se trata sólo de entender la complejidad del problema de las especies que se extinguen, sino la calidad moral del ser humano que decide evitar que se extingan mediante soluciones culturales'.

El cortejo o <b></b><i>berrea</i> de los ciervos en La Mancha tiene lugar en esta época del año.
El cortejo o berrea de los ciervos en La Mancha tiene lugar en esta época del año.EFE

Darwin no está en el programa

A pesar de su importancia, la evolución, en España, no se estudia en la Universidad, tal y como señala Manuel Soler, catedrático de la Universidad de Granada: 'A nivel académico, la importancia que se le da a la evolución es prácticamente nula, hay muy pocas universidades que estén impartiendo una asignatura de evolución, y en los pocos casos en que se hace, frecuentemente se presentan programas muy sesgados hacia alguna especialidad concreta. Ésta es la gran contradicción de la biología española; mientras que en las universidades de la mayor parte de los países civilizados la evolución domina de una forma aplastante los planes de estudio, en nuestro país, y en algún otro del ámbito mediterráneo, no se tiene prácticamente en cuenta a la hora de diseñarlos'.

Estas consideraciones están plasmadas en la introducción del libro Evolución: la base de la biología, que aparecerá este mes gracias al esfuerzo de Soler y otros colegas 'porque las editoriales, al ver que la materia no está en los planes de estudio, no están interesadas en la publicación'. Seiscientas páginas escritas por tres docenas de autores y editadas por Proyecto Sur. El prestigioso biólogo Francisco J. Ayala dice en el prólogo que se trata de un libro 'de valor universal, que merece compartir un primer puesto con los mejores libros sobre la evolución escritos en inglés o cualquier otra lengua, tanto por su profundidad como por su claridad de exposición'.

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