No sin mi hija
Toca ahora agradecer a la justicia española su buen hacer, ya que por fin he podido disfrutar de unas vacaciones con mi hija. Después de que me separase de mi mujer, me restringieron los derechos de visita, es decir, para salir al extranjero.
El día 22 de diciembre pude viajar con mi hija Leila a Argelia durante el periodo vacacional navideño. Leila tenía muchas ganas de hacer este viaje y conocer a todos sus familiares allí y poder jugar con sus primos de su misma edad.
El día 29 volvimos de Argel contentos y con buenos recuerdos, allí pude olvidar todos los perjucios y prejuicios que la sociedad española me ha infligido. Siento reconocimiento por la imparcialidad de los jueces del Juzgado número 14 de Barcelona, que me permitieron la inclusión de mi hija en mi pasaporte y poder pasar con ella el mes de agosto en París y visitar con ella Disneyland.
Recuerdo ahora la película No sin mi hija, de tan manida y vieja se me asemeja en blanco y negro. Hay un dicho argelino: cada cordero se cuelga por su pata, es decir cada persona tiene que pagar por sus hechos, es decir, no hay crimen sin cadáver.