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Las mujeres del Alarde de Hondarribia se limitaron a una protesta simbólica

Maribel Marín Yarza

La compañía mixta Jaizkibel no pudo desfilar ayer en el Alarde tradicional de Hondarribia, que se desarrolló sin incidentes. Sus integrantes se tuvieron que contentar con expresar simbólicamente su reivindicación, la participación igualitaria de la mujer en el desfile, en un recorrido alternativo. No tenían permiso de la organización para sumarse a las filas del Alarde y la Ertzaintza estableció un amplio cordón policial para impedirlo. Pero tampoco hizo falta. Ixabel Alkain, capitana de la compañía, dejó claro que su intención no era tratar de incorporarse a esta marcha de corte militar. No querían, dijo, hacer nada 'contra la ley', sino tener su 'espacio' para hacer visibles sus demandas de igualdad.

Jaizkibel, integrada por unas cien personas, arrancó su desfile sobre las ocho de la mañana, entre aplausos del público congregado en la rotonda de Sokoa, para ir a buscar a su cantinera, Aitziber Goñi. Después, se encaminó hacia el Paseo del Árbol de Gernika, donde se congregan los casi 4.500 hombres y 20 mujeres del Alarde tradicional formados en 21 compañías. Los ertzainas se habían desplegado a medio camino. Tras conversar con Alkain, dejaron que la compañía realizara su desfile simbólico.

La compañía mixta Jaizkibel -arropada por la ararteko en funciones, Mertxe Agúndez, y la directora de Emakunde, Txaro Arteaga- no hizo ningún amago de tratar de sumarse al Alarde tradicional, que se celebró, como el año pasado, como un acto privado al amparo de una autorización municipal. Mientras se desarrollaba dicho desfile, que arrancó a las nueve, las mujeres soldado marcharon en torno a la ermita de Saindua, hasta que la Ertzaintza les pidió que se disolvieran. Se aproximaba la hora de la llegada de las tropas del Alarde oficial para romper filas allí.

Los agentes no lo tuvieron que repetir dos veces. Jaizkibel, que lleva seis años luchando por participar con 'sus amigos y hermanos' en este acto conmemorativo dio por finalizado su recorrido simbólico y se dispersó por las aceras, donde ya se habían concentrado partidarios del desfile que no les quiere. Miembros de la compañía desplegaron una pancarta con el lema La mujer en el Alarde y corearon la misma consigna según pasaban las tropas del desfile tradicional. No se registraron incidentes, a diferencia de otros años, entre los partidarios y los detractores -una abrumadora mayoría- de que la mujer participe en el desfile; sólo algún insulto y muy aislado.

Lo sucedido ayer no ha hecho que los miembros de Jaizkibel caigan en el desánimo. Alkain señaló que continuarán luchando por vivir la fiesta con la misma intensidad que sus convecinos 'año tras año' y criticó que el Ayuntamiento se preste a amparar un Alarde 'discriminatorio'. Ella y sus tropas tienen, en todo caso, el apoyo de otras instituciones. Tanto Agúndez como Arteaga expresaron su intención de continuar trabajando para lograr la participación de la mujer en este desfile que conmemora la victoria de las milicias forales sobre las tropas francesas en 1638. 'El futuro es de las mujeres también, y por eso hemos venido a apoyarlas', dijo la titular del Ararteko. Arteaga confió en que la ausencia de incidentes dé más peso a la reivindicación.

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